Hospitium era la denominación que los romanos dieron, en la historia antigua de la península ibérica, a una institución social celtíbera derivada de la obligación de ofrecer hospitalidad a los extranjeros, que no sólo debían ser recibidos amistosamente, sino que tal recibimiento otorgaba prestigio al hospedador, de modo que se competía por alojar a los extranjeros.
Pertenecía al mismo entorno institucional que la devotio y la clientela[1] Solemnizado como pacto de hospitalidad, el hospitium permitía adquirir los derechos de un grupo gentilicio a otros grupos o individuos.
No se trataba de un acto de adopción; las partes actuantes contraían derechos mutuos sin que la personalidad propia se perdiera.
Los contrayentes del hospitium se convertían en huéspedes (hospites) mutuos.
Conceptualmente es similar a la institución grecorromana denominada progenia (προξενία).