Hasta ese año fue un territorio nacional (Territorio Nacional de La Pampa), cuya provincialización fue dispuesta por la ley n.º 14037 sancionada por el Congreso de la Nación y promulgada por el presidente Juan Domingo Perón, y constituida por la convención provincial elegida democráticamente a tal efecto.
[8] Hace aproximadamente 3000 años se estabilizaron los cambios climáticos y ambientales, consolidándose las condiciones semidesérticas actuales.
[8] El momento coincidió con asentamientos humanos en la cuenca inferior del río Chadileuvú y la zona serrana de Lihué Calel.
La etapa se caracteriza también por las expresiones simbólicas, como las pinturas rupestres encontradas en Cerro Chicalcó, Quehué, Chos Malal y Lihué Calel.
[8] Las investigaciones arqueológicas han detectado desde el Holoceno tardío (3500 AP) la posibilidad de que al menos dos poblaciones diferentes hayan estado presentes en ese territorio.
[8] Por lo tanto, los pueblos originarios que habitaban el actual territorio de La Pampa cuando los españoles llegaron al Río de la Plata en el siglo XVI, fueron denominados por estos como indígenas pampas —del quechua sureño pampa que se traduce como llano o llanero— por ser los aborígenes de las llanuras, también eran llamados tehuelches por sus vecinos trasandinos mapuches —que en su idioma significa «gente bravía»— y querandíes por sus vecinos insulares guaraníes —que en su lengua quirã significa sebo o manteca, y endí es un sufijo del verbo copulativo ser o estar, por lo cual se traduciría como «que está gordo» o «que es rico en grasa» debido a que la dieta diaria era la grasa animal— y posteriormente fueron renombrados como hets por el jesuita inglés Thomas Falkner y en la actualidad son clasificados por Rodolfo Casamiquela como tehuelches septentrionales.
[10] En dicho siglo, las distintas tribus tehuelches rioplatenses se encontraban en conflicto entre ellas pero comenzarían a aliarse en contra de los recién llegados.
En la vertiente oriental hubo intentos evangelizadores en los territorios del lago Nahuel Huapi en donde el primer jesuita en misionar por la zona en 1650 fue Diego de Rosales, guiado por el cacique Catinaquel.
Aquel pueblo aborigen de las pampas que tuvo el beneficio del ganado cimarrón por los excelentes pastizales naturales, aguadas y un clima templado pampeano, comenzó a tener que compartir el territorio con nuevas etnias procedentes de lugares distantes, por lo cual, el pueblo tehuelche se iría mixogenizando hacia 1750 con los pehuenches mapuchizados oriundos del alto Ñuble del Ránquil, en la región andina occidental, originando a los ranqueles de las pampas cuyo cacique más renombrado fue Carripilún y que por la abundancia de cautivas blancas terminarían poseyendo un importante aporte genético europeo.
Posteriormente, en 1790, el cacique Calpisqui volvió a pedir la paz que sería aceptada por el virrey-marqués Nicolás del Campo.
A principios del siglo XIX, los tehuelches septentrionales boreales habían desaparecido como facción étnica.
[34][35] Además estos poseían refugios en la región nominal mendocina, como ser «Atuel» (en donde tres décadas después se erigiría el «Fortín de Las Juntas» y que actualmente sea una localidad rural), «El Manzanito», «Payén Matru» y «Jirones».
A su vez, las alianzas matrimoniales entre unos y otros y los desplazamientos producidos por el avance de los Estados sobre sus territorios dieron lugar a que muchas familias se identifiquen en el presente como mapuche-tehuelche, tal como ocurre en la actual provincia de Chubut.
Los tehuelches, por otra parte, no “se extinguieron”, sino que desde hace varios años luchan para demostrar que continúan existiendo y, en la Patagonia austral, han comenzado a identificarse en el espacio público como aonek’enk.
[41] Sin embargo, en septiembre de 1830 una delegación boroana viajó a Buenos Aires y firmó la paz con el gobernador federal Juan Manuel de Rosas y luego enfrentaría al grupo expincheirista del cacique pehuenche Martín Toriano quien cayera muerto, en el que también participaran los recién llegados del Ngulu Mapu de la Araucanía, siendo estos Calfucurá con su hermano Antonio y su sobrino Manuel Namuncurá, entre otros.
[48] Desde la columna del este que había llegado al norte de la bahía Blanca a través de la ruta de la sal, se enviaron dos destacamentos que pasaron al actual territorio pampeano, para evitar que fueran amenazadas por retaguardia las principales que bordearían los ríos Colorado y Negro —en la pesquisa del cacique Chocorí de Choele Choel a quien consideraban un bandolero y en donde el «Fuerte Encarnación»[49] quedaría erigido— y fueron comandadas por los tenientes coroneles Manuel Delgado y Miguel Miranda.
Esto promoviera que el cacique mapuche atacase los poblados del Tapalquén Nuevo (actual Olavarría) -el cual quedó reducido restos humeantes-, Cabo Corrientes (actual Mar del Plata), Azul, Tandil, «Fuerte Cruz de Guerra», Veinticinco de Mayo, Junín, Melincué, Alvear, Bragado y Bahía Blanca.
Roca y del entonces coronel Conrado Excelso Villegas, el objetivo principal de dominación efectiva era que estas tierras pasaran a ser administradas de hecho por la Nación Argentina y que cesaran los malones que tantas pérdidas económicas le causaban, siéndole adjudicada estas en forma nominal durante la época colonial y también de alejar los intereses internacionales por las mismas, como ser países limítrofes y potencias coloniales, que las consideraban erróneamente como res nullius, como hacían figurar en algunos mapas, o mejor dicho "terra nullius".
En este último año, durante la segunda campaña al Desierto, la 2.ª división al mando del coronel Nicolás Levalle que había partido del «Fuerte General Belgrano» en el oeste bonaerense (fundado en 1876 y siendo el actual Carhué), con 325 soldados y 125 indígenas aliados pertenecientes al cacique Tripailao, avanzanzó hacia Traru-Lauquen —en la actual provincia de La Pampa— para después enfrentarse a Manuel Namuncurá quien lograría huir, por lo cual, el coronel Levalle fundó un poco hacia el este de aquel paraje, el «Fuerte Huitrú» —también llamado «Quetren Huitrú» o «Campamento Militar Huitrú»— entre el 19 y 22 de mayo de 1879 (que daría origen dos años después a la localidad de General Acha).
[74][75] Esta división perseguiría al cacique Baigorrita aunque no lograra capturarlo pero sí tomó quinientos prisioneros ranqueles, y más tarde fundaría el «Fortín Resina» —también llamado «Puesto Laguna», «Paraje Echohué» o «Campamento Militar Poitahué»— entre julio y agosto de 1879 y que aparentemente sería abandonado al año siguiente, aunque dos años después fuese fundada una villa en el lugar.
El objetivo de estas tres divisiones militares era atacar a las tribus ranqueles rebeldes de las pampas, cuya finalidad se habría cumplido en junio del citado año, incorporando esta región pampeana efectivamente a la República Argentina.
La nueva constitución provincial introdujo como novedad en el sistema político argentino la prohibición de reconocer organizaciones «que sienten principios opuestos a la libertades individuales», «o atentatorias al sistema democrático», así como la organización de milicias parapoliciales o paramilitares (art.
En septiembre de 1955, el dictador Eduardo Lonardi, cuando aún se encontraba en Córdoba y antes de asumir el cargo, dispuso anular el nombre elegido por la asamblea constituyente para la provincia, y estableció que se la debía designar con el nombre que le había impuesto el presidente Julio Argentino Roca en 1884, al incorporarla como territorio nacional.
Las precipitaciones superan los 1000 mm anuales en el noreste, lo que posibilita la agricultura por sus buenos suelos enriquecidos con humus y el asentamiento de las personas.
Las Precipitaciones disminuyen hacia el oeste, decayendo hasta los 600 mm aproximadamente, en consecuencia la calidad de los suelos es baja, teniendo amplitudes térmicas pronunciadas (lo que es típico de climas continentales), lo que provoca poca densidad de población y la economía regional (poco desarrollada), se dirige hacia la cría intensiva, agricultura bajo riego y actividad minera.
Está atravesada por el río Desaguadero (Argentina) (del Oeste) también denominado con su topónimo equivalente en mapudungun: Chadileuvú y su continuación el Curacó ("Agua de piedra").
En la actualidad, la fauna nativa de mamíferos incluyen pumas, guanacos, zorros, maras o liebres patagónicas, armadillos, vizcachas.
[88] Estos poderes tienen sede en el centro cívico de la ciudad de Santa Rosa, excepto una parte del poder judicial, que fue trasladada cerca del parque recreativo Laguna Don Tomás, entre las avenidas Juan D. Perón y Uruguay.
En los últimos años avanzó notoriamente la apicultura, además de la industria, que debido al crecimiento de UNILPA, una unión industrial que se ha hecho notar, principalmente en Guatraché, General Pico y Santa Rosa.
Es idéntica a la nacional con dos franjas horizontales azul celeste y al medio una blanca en cuyo centro ostenta el escudo provincial.