La Liga del Interior, también llamada Liga Unitaria, fue una unión política y militar establecida en el año 1830 por las provincias de San Luis, La Rioja, Catamarca, Mendoza, San Juan, Tucumán, Córdoba, Salta[1] y Santiago del Estero, las cuales nombraron al general José María Paz jefe supremo militar.
Poco tiempo después la Liga se enfrentó con las provincias que conformarían en 1831 el Pacto Federal (Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos y más tarde Corrientes).
La guerra así comenzada continuó con varias alternativas durante 1829, pero mientras que los caudillos federales de las provincias litorales derrotaban a Lavalle, Paz consolidaba su dominio de Córdoba tras derrotar dos invasiones del caudillo riojano Juan Facundo Quiroga.
Así la situación político-militar dividió claramente al país en dos zonas: el Litoral y el Interior.
Los firmantes fueron: Adhiriendo luego Salta, Santiago del Estero, Tucumán y San Juan.
Los caudillos de ideología federal mantenían su influencia y con frecuencia levantaban montoneras que sublevaban las zonas rurales, incluso en la propia Córdoba.
Esto influyó en la formación del ejército combinado, además de mantener el descontento social, atizado por los caudillos.
Se estipulaba que en ese lapso la situación política habría dado como resultado una unión nacional, en cuyo caso el tratado quedaba sin efecto.
Quedan sujetas a dicho Supremo Poder todas las fuerzas tanto veteranas como milicianas de las expresadas Provincias y su dirección en paz o en guerra.
El gobernador cordobés, general Paz, firmó tratados de amistad con el santafesino López, lo cual enfureció al riojano Quiroga.
Cuando se formó, la Liga del Interior proclamó su intención de promover la organización nacional, la cual consideraba posible en el plazo de ocho meses, según lo estipulaba el nombramiento del Supremo Poder Militar para Paz.
[7] Estas rechazaron la invitación y en cambio intensificaron los contactos que venían sosteniendo entre ellas.
Varios historiadores cuestionan este último apelativo dado a la Liga del Interior.
[10] El ejército de la Liga del Litoral avanzó cautelosamente sobre el oriente cordobés, pues López conocía el genio militar de Paz y no quería arriesgarse a una severa derrota, como las que había sufrido Quiroga en La Tablada y Oncativo.
Alvarado, desde Salta, intentó una nueva negociación pero ante la falta de respuesta abandonó el cargo y se refugió en Bolivia, a donde también había huido Lamadrid.
Pospuesta indefinidamente la organización nacional, las provincias del interior continuaron con su precaria economía artesanal, insuficiente para prosperar.