Sin embargo, Paz cerró la posibilidad de una salida negociada con una respuesta tajante tres días más tarde.
[12] Sólo en La Rioja quedaba intacta una división federal encabezada por el gobernador, coronel mayor (general) José Benito Villafañe.
[15][17] En Santiago del Estero, Javier López expulsó al coronel mayor Juan Felipe Ibarra e hizo que la legislatura nombrase a Manuel Alcorta, pero bajo la protección de Paz.
Durante su avance publicó proclamas preparadas de antemano en Corocorto, El Retamo y Mendoza.
[18] El 6 de abril, en Mendoza, el gobernador federal general[nota 3] Juan Rege Corvalán, renunció a su mandato en favor del coronel Pedro Molina y Sotomayor y se dirigió al sur para unirse a la montonera de los hermanos Pincheira.
[28] Entre tanto, al día siguiente Molina renunció a su cargo y abandonó la ciudad al recibir noticias que los coroneles unitarios Santiago Albarracín y Luis Videla llegaban a El Retamo mientras el pueblo mendocino estaba adornando las calles para recibirlos pacíficamente.
El 31 de agosto se incorporaron Salta, Tucumán y Santiago del Estero, que enviaron representantes a Córdoba.
El 7 de junio, le informó a Estanislao López que sus intenciones eran puramente defensivas y las provincias del litoral no debían temer.
Aunque Ferré presentó el «borrador de una comisión representativa que llamaría a un congreso constituyente», Rosas convenció a Estanislao López para bloquear su plan, afirmando que como Paz controlaba 9 de las 13 provincias, todo Congreso sería dominado por los unitarios.
Ahí se comprometían a vivir en paz entre ellos, respetar la autonomía de sus provincias y formar una alianza defensiva para resistir toda agresión extranjera o unitaria.
[43] Sin embargo, las operaciones ofensivas desarrolladas por los unitarios en el interior mostraban que no sería así.
[35] El historiador Ramón Torres Molina indica que Quiroga probablemente no contara con ninguna infantería, pues su pequeña división priorizaba la caballería.
[52] En un breve diario, Estanislao López[nota 6] afirma que el coronel Echeverría le había escrito un parte al general Paz reconociendo «de haber sido batido por una fuerza de 1500 hombres mandada por el general Quiroga».
[59] Su número era tan reducido que Estanislao López sugirió pedir ayuda al cacique pampa Llanquelén (o Yanquelén).
[3] El historiador José María Rosa sólo menciona que debieron ser unos 350 jinetes al comienzo de la expedición.
[49] Según el propio Quiroga,[nota 11] la fuerza unitaria sumaba «dos mil cien hombres de caballería, infantería y artillería».
[64] Rosas[nota 12] repitió ese número, quien agregaba que eran de Mendoza e incluían 700 infantes y 400 coraceros.
[66] Según el historiador Vicente Fidel López, pocos años antes, en 1826, el presidente Bernardino Rivadavia planeó convencer a los gobernadores de Mendoza y San Juan para que reclutaran un ejército de 2000 hombres que operaría contra Bustos y Quiroga.
[75] El 22 de marzo, Quiroga entró en San Luis, mientras Videla y sus partidarios huían a Mendoza.
[57] Les dio órdenes de no revelar sus movimientos hasta que comenzara la batalla, entonces debían flanquear al ejército unitario.
[2] Según Hudson, dicha deserción masiva se produjo por la crueldad con la que los había tratado Chenaut durante su entrenamiento, manteniéndose leales a los unitarios solamente él y algunos oficiales.
Inmediatamente después de la batalla, Quiroga resolvió seguir el camino del carril para encontrar a cualquier avanzadilla unitaria y forzar un nuevo combate que jamás sucedió.
[83] Poco después, Videla Castillo, Barcala[21] y el Estado Mayor lograron llegar a Córdoba.
[85][66] El caudillo riojano reconoció haber sufrido la muerte de 12 soldados, mientras que 41 hombres resultaron heridos, incluyendo 3 oficiales, un teniente y 2 alféreces.
Cuando Lamadrid ocupó La Rioja, los anteriores gobernadores riojanos José Patricio del Moral, Gaspar Villafañe y Nicolás Dávila publicaron artículos acusando de graves cargos al caudillo, los que fueron públicamente refutados en la prensa por el doctor Bustos.
Lamadrid lo hizo arrestar y, cuando descubrió que el prisionero se había confabulado con sus centinelas para escapar, ordenó acribillarlo al intento.
Al ser superior en infantería, Videla Castillo no debió escoger un terreno apto para cargas de caballería, sino una buena posición para defenderse.
Por último, desde La Rioja, el coronel Brizuela ponía a sus órdenes la división que había formado: 800 jinetes y 50 infantes con piezas de artillería.
[17] Lamadrid había demostrado su incompetencia al perder el control de varias provincias del interior tan rápido.
[98] Para actuar contra los unitarios, el riojano le pidió al gobierno sanjuanino organizar potreros para alimentar a 2000 caballos.