Adquirió las fincas de Cevil Redondo y San Javier, las que totalizaban una vastísima extensión, desde el Camino Real del Perú hasta las cumbres del cerro.
Al igual que sus hermanos, los sacerdotes Manuel y Felipe Frías.
Con su familia, Frías debió exiliarse en Bolivia, donde permaneció varios años.
[cita requerida] Participaría junto a Marco Avellaneda del asesinato del gobernador Alejandro Heredia en una emboscada preparada por el bando unitario, prestando financiamiento y apoyo monetario a los asesinos.
[1] En 1848 bajo la protección del gobernador Celedonio Gutiérrez Zelarayán regresa a Tucumán.