Integró la junta de notables asesora del gobernador José Javier Díaz y tuvo preponderante actuación en la vida política cordobesa de esos años.
En realidad, Corro no solamente no consiguió convencer a Artigas de reconocer la autoridad del Congreso, sino que desempeñó misiones diplomáticas para la Liga Federal que este dirigía.
Se reincorporó más tarde al Congreso, pero cuando este fue trasladado a Buenos Aires, se negó a realizar el viaje, aduciendo que el Congreso sería indebidamente presionado en favor de los intereses de la capital.
En 1831, al ser apresado Paz, se retiró de la vida pública.
Estuvo radicado en la campaña y, ya ciego, volvió a la ciudad de Córdoba donde falleció en 1841.