En esencia, el revisionismo argentino y la visión tradicional paraguaya[13] atribuyen un papel preponderante a los intereses del Imperio británico.
[14] [15]La historiografía liberal clásica pone el acento en la agresiva política del mariscal Francisco Solano López respecto de los asuntos rioplatenses.
[62][63] Ante esto, en abril de 1864 Francisco Solano López se ofreció como mediador, oferta que fue despreciada por el estado brasileño.
La obligación del servicio para todo ciudadano argentino en la Guardia Nacional era desde los 17 hasta los 60 años, con las limitaciones que imponía el hecho de estar clasificado en la activa o en la pasiva.
[90] Apenas iniciada la participación argentina en la guerra, una ley ordenó la formación de contingentes que debían ser reclutados por los gobiernos provinciales.
Sin embargo, la mayoría de la oficialidad y la tropa entrerrianas era opuesta a la guerra por su antagonismo hacia el gobierno nacional.
[81] Durante la guerra, entre los aliados sería el Imperio quien perdería más cantidad de soldados, por lo que se encomendó a las autoridades.
[104] Dada la enorme extensión del territorio brasileño, pese a sus victorias Paraguay no podía lograr una acción decisiva.
[116] Los invasores impusieron un triunvirato de gobierno interino en la provincia de Corrientes: Teodoro Gauna, Víctor Silvero y Sinforoso Cáceres,[117] todos ellos miembros del partido federal, y opositores al gobierno nacional, que era detentado por continuadores del partido unitario.
Este gobierno provincial, teóricamente autónomo, estaba supervisado por tres comisionados paraguayos; uno de ellos era el canciller José Berges.
[119] Simultáneamente, avanzó desde Encarnación una columna algo menor, con unos 12 000 hombres, al mando del teniente coronel Antonio de la Cruz Estigarribia.
Tras la retirada, las fuerzas paraguayas intentaron algunos contraataques al sur del río Paraná, durante los cuales obtuvieron la victoria en la Batalla de Pehuajó.
Durante los primeros meses, hasta julio de 1865, aproximadamente, no se registró una destrucción deliberada ni sistemática, sino tan sólo algunos arrebatos aislados para consumo del Ejército invasor.
Paralelamente, enardeció los ánimos argentinos la noticia de que algunas mujeres correntinas habían sido raptadas y llevadas a Paraguay.
[131] Ninguno de los tres aliados estaba realmente preparado para la guerra, pero les era útil por razones internas.
El Brasil estaba atravesando desde octubre de 1864 una seria crisis comercial y financiera, con quiebras de numerosos bancos; por otro lado, el Reino Unido había roto relaciones por un incidente naval, y había humillado al gobierno liberal, obligándolo a firmar un tratado desventajoso.
En esa ocasión, el gobierno central se abstuvo de represalias contra los sublevados, los cuales regresaron a sus hogares.
[37][142] Al concluir esta guerra, que alzó varias reconocidas voces argentinas en su contra,[143][144] se produjo otra rebelión que tenía entre sus motivos el rechazo a la guerra del Paraguay: en abril de 1870 la población entrerriana se sumó mayoritariamente a la rebelión liderada por Ricardo López Jordán.
En los primeros meses de ese año, las fuerzas brasileñas intentaron invadir territorio paraguayo desde el Mato Grosso, que solo había sido reconquistado en parte.
[172] El mando supremo quedó en manos de Caxias, que pudo llevar adelante su estrategia sin problemas.
[177] Debido al avance naval brasileño, el presidente López ―que se había instalado en San Fernando, a corta distancia al norte del río Tebicuary― renunció a defender la línea sobre ese río, instalando un frente defensivo mucho más cerca de Asunción, sobre el arroyo Piquisiry.
Desde allí abrió una picada a través del Chaco, por la cual trasladó 23 000 soldados para cruzar el río Paraguay aguas arriba de Angostura, operación en que participaron únicamente tropas brasileñas.
[199] El general Correia da Câmara desembarcó en Concepción e inició la marcha hacia la Cordillera de Amambay.
Según cuenta la leyenda, el mariscal Francisco Solano López antes de morir, intentó tragarse la bandera paraguaya, para que los enemigos no se la llevasen como trofeo.
Si la paz no fue todavía más costosa para el Paraguay en cuanto a territorio, fue porque los aliados no impusieron la paz de forma conjunta, sino que por separado; esto dio la oportunidad al país derrotado a discutir derechos sobre los territorios en litigio.
Aunque, poco tiempo después, las pretensiones argentinas sobre el Chaco Boreal se redujeron al territorio al sur del río Verde, territorio en la que se hallaba Villa Occidental (La antigua Nueva Burdeos, la actual Villa Hayes) ocupada por un hermano de Bartolomé Mitre, Emilio Mitre en 1869.
Por esos años, el comercio montevideano vivió un aumento inusitado, y también hubo una explosión de la actividad financiera.
Las cifras de población paraguaya muerta por causas directas (acciones bélicas) e indirectas (hambre, estrés, epidemias como la del cólera) todavía son variables, pero todos los autores aceptan que la mortandad fue enorme.
[231] Finalmente la población paraguaya logró recuperarse gracias al concubinato y a una poliginia de facto, que se hizo muy frecuente en la sociedad.
[249] El puerto de Buenos Aires confirmó su posición como centro económico, cultural y político del país.