López inició su carrera artística daguerrotipista en 1858, siendo discípulo del retratista Carlos Descalzo.
Fue así que los conocimientos de daguerrotipista le resultarían importantes para su posterior carrera como pintor: se hizo observador de encuadres, minucioso por la realidad, y se interesó por documentar lo que veía como momentáneo, para intentar "eternizarlo".
En 1860 instaló su hogar en Mercedes, donde dos años más tarde retrató al recientemente asumido presidente Bartolomé Mitre.
Estaba planeando un viaje de perfeccionamiento a Europa cuando estalló la Guerra del Paraguay.
Durante el tiempo libre entre combates – su regimiento no participó en operaciones ofensivas en ese período – pintó varios paisajes de campamentos militares.
Los envió a Buenos Aires, donde fueron vendidos y se hicieron muy populares, ya que la población estaba interesada en cualquier cosa que la acercara a la situación en el frente de combate.
Posteriormente participó en las batallas de Estero Bellaco, Yataytí Corá, Boquerón y Sauce.
Más tarde vivió varios años en San Antonio de Areco y Merlo (Buenos Aires) No obstante, no logró prosperidad económica, de modo que en 1887 envió una misiva al expresidente Mitre, a quien le solicitó intercesión para obtener ayuda pública.