[1] La impresión general es que las bajas civiles y militares fueron inmensas; también hubo pérdida de población por causas no letales, como migración.
El geógrafo holandés Jan Kleinpenning pensaba que el país perdió entre un cuarto y la mitad de su población, pero se han hecho estimaciones mucho más altas, todas las académicamente aceptadas varían de un 7% a 69% (incluyendo por migración).
[2] Si eso es verdad, este conflicto fue proporcionalmente 10 o 20 veces más letal que la guerra civil estadounidense.
[9] El primer gran paso en la investigación moderna fue la constatación de que había una falsificación o gran error en las cifras de población prebélica, es decir, no había un millón trescientos mil paraguayos en 1857, algo que señaló en una fecha tan temprana como 1905 el erudito argentino Gabriel Carrasco.
A comienzos del siglo XX Carrasco fue de los primeros en criticar la población prebélica paraguaya ya popularmente aceptada.
[13] Posteriormente, Carrasco analiza los datos de la movilización paraguaya al comenzar la guerra.
Según el británico Jorge Thompson los paraguayos hicieron una gran leva en 1865 en la que reclutaron 70.000 a 80.000 hombres entre 15 y 50 años.
[16] A finales del conflicto, en 1869, se decretó que todo menor de 12 años era un adulto y hubo levas masivas de ancianos y adolescentes para movilizar un nuevo ejército cuando la guerra estaba perdida.
[22] Sin embargo, en los años 1870, inmediatamente posteriores a la guerra, solo se instalaron de forma permanente 800 ingleses.
[21] En la década siguiente ingresan casi cinco mil argentinos y medio millar de brasileños.
[n 4] Descubrió que el censo de 1857 jamás se llevó a cabo, era propaganda gubernamental.
[41] De acuerdo a Reber, las muertes en combate no fueron la única causa de la pérdida de población del Paraguay:[42] Reber fue desafiado por Whigham y Potthast en Some Strong Reservations: A Critique of Vera Blinn Reber’s "The Demographics of Paraguay: A Reinterpretation of the Great War, 1864-70".
En breve respuesta, Reber dijo que la crítica de ambos autores, al no usar técnicas demográficas, era insuficiente.
[44] En una nota al pie de página en un artículo de Journal of Latin American Studies, Mario Pastore dijo que en su ataque a Reber, Whigham y Potthast lo habían tergiversado.
[47] Segundo, estaba el reciente descubrimiento por Hugo Mendoza en los archivos nacionales paraguayos de un censo en 1870.
Este documento atrajo las críticas del geógrafo humano holandés Jan Kleinpenning en su documento Strong Reservations about “New Insights into the Demographics of the Paraguayan War”.
A menos que se suponga una inviable tasa de crecimiento grande, sus cifras entran en conflicto con los censos posteriores.
Desde finales de 1869 el ejército paraguayo había desaparecido, y era muy poco probable que la gente confundiera a los funcionarios del censo con reclutadores militares.
[57] Sin embargo, debe tenerse en cuenta que muchos varones adultos evitaban aparecer en los censos pues temían que sirvieran de herramienta a la hora de organizar levas, esto se hizo aún más fuerte en el período posterior a la guerra, donde las frecuentes disputas políticas se resolvían por las armas.
[28] Respecto al censo realizado en 1870, los resultados expuestos por Whigham y Potthast dan la cifra total de 116.351 paraguayos (dos tercios féminas).
Por ello se estima que la cifra real debía variar entre los 141.351 y 166.351 habitantes.
[13] También hubo una migración, no masiva pero si importante, de paraguayos que mendigaban comida en Mato Grosso[13] y Corrientes.
Por último, debe mencionarse a los sectores paraguayos que rechazan estas estimaciones acusándolas de favorecer una historiografía «con un notorio sesgo anti-paraguayo y anti-lopista».
También se apoyan en los datos del coronel Francisco Wisner de Morgenstern sobre un censo gubernamental realizado en 1830, mantenido en reserva pero al que pudo acceder, dando un total de 375.000 personas sin contar ciertas regiones pobladas por indios.
La férrea resistencia paraguaya y el costo de la guerra para los aliados le hacen suponer que probablemente jamás contaron con muchos más soldados que los iniciales, debiéndose reemplazar constantemente las bajas.
Las bajas militares brasileñas debieron ser de 23.917 a 165.000, un rango extremadamente amplio.