Cultura de Paraguay

Entre esos grupos étnicos se encuentran italianos, alemanes, Norteamericano, Asiático y Oceanico menonitas principalmente; estos últimos se asentaron en las tierras más inhóspitas del chaco paraguayo para formar sus comunidades industriales, con la condición de no prestar servicio militar obligatorio.Muchas de las arquitecturas simbólicas del país se encuentran en las ciudades antiguas, sobre todo en el territorio que abarca Gran Asunción, aunque en otras localidades sobresalía en menor medida la casa del gobernador, los cuarteles y los conventos, que no sobrevivieron hasta nuestros tiempos pero de los cuales se disponen algunos registros fotográficos.No obstante, la faceta europea se acentuaría aún más en la arquitectura de aquel tiempo, un rasgo que el mariscal implementó tras su viaje al Viejo Continente.En la proyección se recrea las actividades, la labor evangelizadora de los padres jesuitas y la historia en las treinta misiones.[8]​ Según el crítico de arte Ticio Escobar, las expresiones artísticas que se da en Paraguay comparte relaciones entre lo culto y lo popular en la problemática latinoamericana, es decir, que las formas de arte erudito con filiación vanguardista comparten escenarios paralelos con las del popular tradicional.Estos, parecen constituir los sitios más propicios donde se pueda resistir el esteticismo concertado de la cultura hegemónica global.En este instituto se formaron algunos de los más altos exponentes del ambiente artístico paraguayo: el teatro (Aníbal Romero, Carlos Gómez, María Elena Sachero); las artes plásticas (Delgado Rodas, Jaime Bestard, Edith Jiménez, Olga Blinder); y la música (Remberto Giménez, José Asunción Flores, Herminio Giménez, Juan Carlos Moreno González).Según la escritora Lía Colombino, el arte podría considerarse como "crispación de un momento histórico", lo cual lleva a pensar la consideración del entorno, momento histórico y las condiciones de producción que tuvieron lugar en el Paraguay.Personalidades intelectuales como Rosa Palazón, Jesús Ruiz Nestosa y Javier Rodríguez Alcalá pesquisaron estos registros siguiendo las huellas del uso social de la fotoimagen en Paraguay desde 1850 al cual nombran como crónicas visuales: señalaron que esas primeras fotografías registraron el espacio urbano asunceno y las personalidades de la época que, junto a otras traídas del exterior conformaron el primer conjunto local de representaciones en ese lenguaje.Algunos referentes de la escenografía paraguaya son Luis D'Oliveira, Carlitos Vera, Graciela Pastor, Ernesto Báez, José Rivarola Matto, Moncho Azuaga, Perlita Fernández, Tito Chamorro, y otros más.Estos estilos bailables adquiridos no son copia fiel de las tradiciones europeas, sino que los criollos paraguayos fueron quienes dieron vida e identidad nueva hasta convertirlas en arte nacional.Entre los renovadores de la danza paraguaya se encuentran Graciela Meza, Marisol Pecci, Carmiña Martínez, Mary Carmen Niela y Wal Mayans.En Paraguay, al menos en la música popular y en los estilos pioneros, la oralidad es la principal manera de transmitir la cultura.Los registros acústicos y la vertiente religiosa están estrechamente ligados al oficio del shaman-músico entre los nativos.Algunas de las familias amerindias del país todavía mantiene este estilo musical primitivo, lo cual no significa antigüedad o detenimiento en el tiempo, sino al contrario, es una costumbre viva transmitida de generación en generación complementado con un legado material invalorable en lo que a instrumentos y materiales sonoros respecta, sean rítmicos, sean melódicos.Otro de los compositores más prolíficos en este campo fue Emiliano R. Fernández, con una poética en la que se entrelazan el castellano y el guaraní, con piezas entre las que se pueden nombrar "Regimiento 13 Tujuti", "Che La Reina", "Puerto Casado", "Mboriahu Memby" y otras.Numerosos instrumentistas, directores de orquesta y maestros incursionaron en esta área: Juan Max Boettner, Kurt Lewinson, Remberto Giménez, Carlos Lara Bareiro, Oscar Safuán, Luis Alberto del Paraná, Juan Carlos Moreno, Efrén Echeverría, César Cataldo, Alberto de Luque, Juan Cancio Barreto, Luz María Bobadilla, Luis Szarán, Diego Sánchez Haase, Nicolino Pellegrini, Darío Gómez Serrato.Durante el siglo XX, la práctica literaria aumenta paulatinamente hasta alcanzar su apogeo en los poetas de la generación del 40.Las diez obras imprescindibles de la literatura del Paraguay son: El dolor paraguayo (Rafael Barret, 1909); Ceniza redimida (Hérib Campos Cervera, 1950); La Llaga (Gabriel Casaccia, 1963); Ojo por diente (Rubén Bareiro Saguier, 1971); Angola y otros cuentos (Helio Vera, 1984); Cuentos, microcuentos y anticuentos (Mario Halley Mora, 1987); Antología poética (José Gómez Sanjurjo, 1996); Poesías completas (Josefina Pla, 1996); Poesía completa (Elvio Romero, 2011); Memorias de la Guerra del Paraguay (Augusto Roa Bastos, 2011).Durante las décadas de 1920 y 1930 los aedos guaraníticos superaron en lirismo a los poetas de producción castellana, el cual alcanzó sus notas más altas con Manuel Ortiz Guerrero, Marcelino Pérez Martínez con "Rohechaga'u", y Darío Gómez Serrato con "Jasy Morotî".Entre los prolíficos y meritorios autores que usaron el guaraní como medio de expresión se encuentran Narciso Ramón Colman, Leopoldo Benítez, Félix Fernández Galeano, Francisco Martín Barrios, Darío Gómez Serrato, Eduardo Saguier (quien tradujo el poema Martín Fierro), Emiliano R. Fernández, Gumersindo Ayala Aquino y Mariano Celso Pedrozo.[29]​ El ñandutí es un encaje que sirve de ornamenta simbólica (en danzas paraguayas) o para adornar indumentarias, sombreros, termos forrados, y muchas más.El positivismo comtiano entraría en Paraguay recién desde 1870 por medio de José Segundo Decoud, Juan Silvano Godoy, Benigno Ferreira y Manuel Gondra, quienes habían estudiado en Buenos Aires.Si bien ninguno de los novecentistas paraguayos fue existencialista, cabe mencionar que entre sus ideas filosóficas predominó la preferencia por el positivismo por encima del neotomismo.Los cinco grandes de la liga paraguaya son Olimpia, Cerro Porteño, Libertad, Nacional y Guaraní.Los jugadores más conocidos son Arsenio Pastor Erico, José Luis Chilavert, Catalino Rivarola Méndez, Fabián Balbuena, Roque Santa Cruz, Salvador Cabañas, Carlos Gamarra, José Saturnino Cardozo, Gustavo Gómez, Romerito, Roberto Cabañas, Francisco Javier Arce Rolón, entre otros.En la Copa Davis Paraguay compitió por primera vez en la edición de 1931, y luego volvió a competir solo en el año 1982.En este festival destellan una riada de costumbres campestres relacionados con platos típicos, su vestimenta tradicional y sus habilidades en las labores ganaderas.Diferentes etnias como los chamacocos, mbyás, ayoreos, paí tavyterás, tobas y makás destacan como excelentes tejedores, de los cuales surgen trajes ceremoniales, mantas, bolsos, fajas y otros tejidos en hilos de vivos colores que representan una novedad en la gama artesanal.No obstante, las leyes del país establecen requisitos y situaciones para que el permiso sea otorgado.
Artesanía en cuero
Casa de la Independencia , construida en 1772, reúne los elementos propios de una casa colonial: adobe, techo de tejas, armazón de palmas y tacuaras.
Iglesia de los Heraldos en Ypacaraí, tiene un estilo neogótico .
Hidroeléctrica Itaipú , una de las grandes obras de la ingeniería humana.
Una tienda de recuerdos del Museo de la Tierra Guaraní.
El Ateneo Paraguayo.
Museo de Bellas Artes en Asunción .
Prisioneros paraguayos en la Guerra de la Triple Alianza , circa 1870.
La danza de la botella , típica del folclore paraguayo.
En Luque , Gran Asunción , el Museo del Fútbol Sudamericano posee contenido audiovisual e interactivo que exhiben la historia del fútbol sudamericano con fotos, videos y objetos históricos. [ 31 ]
Artesanía Nivaclé.