El nativismo continuó su expansión con la limitación periódica a la inmigración cuando las circunstancias económicas o políticas lo hacían conveniente.
Tanton proclamaba la destructiva «avalancha latina» que previsiblemente iba a invadir los Estados Unidos.
Destaca su intolerancia y la defensa oportunista de la eugenesia, que defiende el exterminio de los 'inferiores', la esterilización para favorecer que solamente puedan engendrarse seres humanos considerados mejores.
[18] Un personaje considerado racista y nativista es Garrett Hardin, famoso por su libro Tragedia de los bienes comunales.
Para los [inmigrantes] asiáticos se permitirá cada año un número igual al 5 % de los residentes en el país.
Las medidas no afectaron a la inmigración de europeos como italianos y españoles, que ya habían entrado en gran número y cuyo flujo migratorio iba a la baja.
[23] La comunidad brasileña japonesa estuvo fuertemente marcada por medidas restrictivas cuando Brasil declaró la guerra a Japón en agosto de 1942.
Los brasileños japoneses no podían viajar por el país sin un salvoconducto emitido por la policía, se cerraron más de 200 escuelas japonesas y se incautaron equipos de radio para impedir transmisiones en onda corta desde el país asiático.
[27] La justificación emocional nativista escondería una serie de intereses económicos que no pueden declararse abiertamente.