Se obtiene tradicionalmente mediante una decocción de la yerba mate en agua caliente[1][2] (aunque existen otros métodos).
Echar sobre ellos una brasa de carbón encendida y dejar que se fundan tanto la yerba como el azúcar.
En la segunda, el "tostado" o "quemado" de la yerba y caramelización del azúcar se hace directamente con un brasa encendida, de esa forma "se quema" el azúcar y la yerba.
El resultado de ambas es similar, aunque con las obvias diferencias, quedando una infusión con el sabor a yerba mate tostada endulzado con azúcar caramelizada o "quemada".
Muchos consumidores prefieren, en vez de preocuparse por controlar la temperatura del agua, agregar agua fría luego del primer hervor para bajar la temperatura de la misma, y así acercarse a los 89 °C recomendados por los especialistas.