Chamamé

[2]​[3]​ Ha desempeñado un papel relevante en la evolución cultural,[4]​ del litoral argentino, calando gran parte de su idiosincrasia.

Me los enviaban hasta de las más remotas reducciones para que los instruyera no solo en el canto sino también en la música instrumental.

El esparcimiento musical de los afrodescendientes fue estimado por los españoles en tanto constituyó una táctica para tenerlos calmos, reduciendo así los motines y revueltas que, por su condición de dominados, no pocas veces sucedía.

Hay testimonios que ya en los barcos negreros se los obligaba a danzar y cantar en cubierta.

[13]​ Tanto los negros esclavos como los libres se reunían con regularidad para bailar y cantar.

Los esclavos lo hacían después de haber atendido a sus amos, aunque muchos solían escaparse para tal fin.

Se constituyen únicamente por promesa y suelen ser los mismos durante varios años.

Su discografía está compuesta de 21 álbumes con grupos propios más los que grabó con el Cuarteto Santa Ana.

Entre sus canciones exitosas destacan ‘La Calandria‘, ‘General Madariaga‘, ‘Ñatita‘, ‘Don Chirú‘, ‘Padrino Tito‘, ‘Martínez Gutiérrez‘, ‘La taba‘, ‘La carrera‘, ‘La zurda‘, ‘Paraje Bandera Bajada‘, ‘Serenata del amanecer‘, ‘La yapa‘, ‘El lamento‘, ‘Estampa correntina‘, ‘Bodas de plata‘, compartiendo en algunos casos la autoría con Ernesto Montiel.

A esta base musical guaraní, con el tiempo, se le agregaron influencias jesuitas y europeas.

Entre los siglos XII y XIV en España, las composiciones poéticas con versos de 16 sílabas se rimaban todos entre sí en forma asonante.

Este romance español estaba plenamente vigente en los tiempos del virreinato y se difundió por todas los territorios de la corona.

La luz necesaria sobre los orígenes del acordeón todavía son débiles, en las siguientes citas: "...Yapeyú, no solamente llegó a ser un gran emporio musical, por la escuela musical que allí se fundó, sino también por haber llegado a ser el gran taller de toda clase de instrumentos musicales: órganos, arpas, violines, trompas, cornetas, y toda clase de instrumentos musicales eran allí fabricados con singular destreza y exportados a las reducciones indígenas y a las ciudades de los españoles".

Esta aparente denominación contemporánea es por la extranjerizante modalidad de perseguir todo lo guaraní, que se practicó desde la conquista.

Esta modificación comprueba cómo el pueblo, creador anónimo permanente, recibe los elementos del complejo cultural que lo rodea.

Por lo demás, dada la afinidad cultural y la proximidad de su núcleo original, el chamamé es muy frecuente en Paraguay.

Los considerados precursores del chamamé en Brasil son Dino Rocha, Marlon Corrêa, Maciel Corrêa, Aurélio Miranda, Zezinho Nantes, Humberto Yule, Maurício Brito, Elinho do Bandoneon, Dom Ramon, Tostão Mineiro, Marcelo Loureiro y músicos jóvenes de la nueva generación como David Júniors, Rech Filho, Michel Teló y Bruna Viola.

El bailarín debe seguir con gran atención la ejecución de la música, para ir adaptando a ella los adornos de su danza[28]​ Vale decir que el buen bailarín de chamamé inicia el zapateo cuando la música se presta a ello, realiza sus figuras y larga a la dama en sus floreos, solamente ante la invitación y/o sugestión del ritmo con sus distintos pasajes o matices.

Por su parte el pie derecho se aproxima al izquierdo, apoyándose en "media punta", conformando así la denominada trancada o trancadita .

Este movimiento comienza deslizando el pie izquierdo hacia delante en forma de semiovalo , realizando al mismo tiempo una gran flexión de rodillas que permite la caída o "zambullida" hacia delante, con todo el cuerpo.

Luego, el pie derecho se arrastra de igual manera buscando al izquierdo, permitiéndose así recobrar la verticalidad del cuerpo con cadencia y suavidad.

Una vez llegado a la postura original los bailarines quedan detenidos por una fracción de segundos, como "tanteándole" a la música antes de sacar el otro pie para realizar la misma figura hacia el otro lado.

Esto es necesario, por cuanto si fuera una sola pareja la que zapateara, pasaría a ser el "dueño del baile".

Las formas comunes del zapateo son : parara, taconeo, cepillado o escobillada y tacatataca.

En estos dos estilos, tanto en los tramos enlazados como en largadas, el movimiento del cuerpo se encarga de producir efectos en la pollera, por lo cual la misma debe ser sujetada como se indicaba anteriormente, evitándose así exageraciones que rayen en la grosería.

El desplazamiento que se realiza al bailar es de paso repetido o superpuesto.

Las parejas actúan libremente o en conjunto donde están dirigidas por un bastonero que recita el desarrollo del baile en forma antojadiza, dándole a este mayor animación y colorido con la inclusión de las relaciones, las cuales pueden ser de aire picaresco o amoroso.

Todavía hoy, el mencho asiste a estas reuniones con sus mejores galas típicas, no así la mujer, que cambió su autenticidad por la elegancia moderna.

Sobre la bombacha acostumbra a llevar el llamado guardamonte o montera, que como su nombre lo indica, sirve para preservar del monte la ropa de labor.

Si no lleva rastra, tiene como adorno una hebilla grande que se extiende a todo lo ancho del cinto (de plata o metal blanco con sus iniciales) o con cuatro hebillas como uso diario.

Ángel con arpa en la misión jesuítica de Trinidad . El friso de la puerta principal refiere el uso del arpa en el trabajo de los guaraníes en las misiones jesuíticas .
Ernesto Montiel e Isaco Abitbol
Conjunto de chamamé , con dos guitarras y un bandoneón (reemplazado en la mayor parte de los casos por un acordeón ).
Gauchos zona ganadera