[1] El término tinaja, así como sus variantes tenaxa, tenalla o tanalla, proceden del latín tina;[nota 3] pero, curiosamente, fue su diminutivo tinaculum-tinacula el que formó los términos de las lenguas romances en la península ibérica; en el Fuero de Alcaraz aparece como tenaia.
La industria tinajera en la cultura mediterránea puede rastrearse desde el final de la Edad del Bronce, con los pithos minoicos, hasta los regordetes dolium romanos, recipientes esféricos que se usaban para almacenar líquidos o granos.
[nota 6] Seguirán aumentando su capacidad hasta finales del siglo XVIII pero sin sobrepasar las cien arrobas,[nota 7] lo que sí ocurriría en el último tercio del XIX, para compensar el crecimiento de la producción vinícola, alcanzándose las setecientas arrobas (casi ocho mil litros).
Y, a su vez, por su aspecto total las clasifican en diez tipos:Pueden diferenciarse hasta siete técnicas decorativas: incisa, impresa (o estampillada), excisa, "tallada", enchinada (modelos arqueológicos), bruñida y pintada (éstas en ejemplares pequeños).
[7] Los cuños en alfarería ya eran habituales durante el Imperio Romano y práctica corriente en el Medievo.
En las tinajerías importantes era costumbre que el oficial del alfar añadiera a mano su nombre junto al cuño, y en muchos casos la fecha de fabricación.
Estos signos eran colocados en lugares muy visibles como las asas o los labios de la tinaja.
Sirva como ejemplo el proceso seguido en la localidad manchega de Villarrobledo: Los pozos, denominados barreros o barreras, se abrían en campos de cebada, cuyos dueños vendían el subsuelo a los poceros mientras ellos mantenían la superficie dedicada a los cultivos.
Une las vueltas que se superponen con la arañera (peine metálico), controlando el grosor con los dedos, la paleta y el mazo: unos ocho centímetros que tras la cochura se quedarán en cinco o seis.
Para terminar, se aboquicerra la tinaja poniendo un rollo más pequeño con la ayuda de un trapo mojado o un cuero viejo.
En 1986 la familia Moreno León recuperó la producción en Torrejoncillo, ante la demanda de un nuevo mercado: la jardinería ornamental.
También se fabricaron piezas casi esféricas, sin cuello, y otras con el cuerpo dividido en seis gajos verticales resaltados por cordones, decoradas con fajas concéntricas y motivos incisos, estampillados sobre el barro crudo; se pueden diferenciar motivos musulmanes (geométricos, epigráficos, manos de Fátima), y cristianos (leyendas góticas, hojas de vid, animales, flores de lis).
[13] Entre los talleres de mayor tradición, continúan trabajando: la familia Tudela, que se inició en la Totana del siglo XVII con Melchor 'Santos' Tudela y sus cinco hijos, y la familia Cánovas.
[17] Principales centros tinajeros andaluces:[15] La tinaja, vinculada literariamente a La Mancha, y a España en general, tiene una geografía mucho más extensa, asociada a la cultura mediterránea del vino y el aceite de oliva, con un sorprendente legado arqueológico y muy variada iconografía: El filósofo Diógenes de Sinope eligió vivir como un vagabundo en las calles de Atenas, convirtiendo la pobreza extrema en una virtud.