Sebastián Miñano
El hispanista francés Claude Morange ha estudiado a fondo su vida y editado la parte más representativa de su obra periodística.Le nombraron luego oidor de Canarias pero no llegó a desempeñar el cargo.Era un hombre cultivado, de tendencia claramente ilustrada, que ejerció una influencia determinante sobre su hijo, el futuro escritor.Vivió en Toledo tres años y medio, que aprovechó para terminar sus estudios jurídicos.Luego marchó a Sevilla acompañando al infante, que había sido nombrado arzobispo de la metrópoli andaluza.Cuando en 1801 cae Urquijo, la Inquisición, a la búsqueda de disidentes, le procesa cuando es denunciado por ser un presunto jansenista.No sólo reconoció a José I sino que se convirtió en consejero áulico.Poco a poco fue desengañándose del liberalismo veinteno, sobre todo al ver la restrictiva amnistía contra los josefinos, pero también por las denuncias que tuvo que afrontar sobre algunos de sus artículos, una de las cuales le valió una condena a un año de prisión; incluso sus enemigos imprimieron un libelo, Vida, virtudes y milagros del Pobrecito Holgazán, en donde se sacaban a relucir los trapos sucios de su escandalosa vida; en fin, terminó por ser partidario del absolutismo fernandino.Tras el fin del Trienio prefirió exiliarse porque había absolutistas que no perdonaban su antigua militancia liberal.Polemizó sin embargo sobre las insuficiencias de esta obra con el geógrafo Fermín Caballero.Entre 1828 y 1830 hizo varios viajes a Francia para desempeñar comisiones por orden del Gobierno: negociar empréstitos con el banquero Aguado, vigilar a los emigrados liberales en otoño de 1830...; también hizo extractos de la prensa francesa.Durante estos años realizó viajes a Cauterets, Burdeos, Chateau Margaux, aquí para ver al rico banquero Alejandro María Aguado.En 1844, viejo y achacoso, vendió sus propiedades en Bayona con la intención de volver a España para establecerse en San Sebastián, y donó sus libros a ese Ayuntamiento para que crease una biblioteca pública.