Cuando Efrén tenía nueve años, un vecino, Eusebio Cantero, le enseñó los primeros acordes en la guitarra.
Y no pasó mucho tiempo hasta que el ansiado instrumento propio llegara a su vida.
Como el joven Efrén Echeverría entendió que con la música como única actividad laboral no podría subsistir, se hizo obrajero.
Y así como era capaz de arrancar las mejores notas a los instrumentos musicales; no había tayï que resistiera su contundente hacha.
El nombre de este músico figura entre los grandes compositores de música popular, entre los cuales se puede citar a Mauricio Cardozo Ocampo, Agustín Barboza, Herminio Giménez, Demetrio Ortiz, Emiliano R. Fernández y José Asunción Flores.
Nunca consiguieron cobrar; pero Kamba'í, que se había traído la guitarra, se las ingenió para vivir unos meses en un camión abandonado en la ciudad de Villa Morra y desde salir a recorrer las calles asuncenas para difundir su música.
Cerca del camión que Efrén adoptó como primer refugio en Asunción, vivía el músico Ramón Vargas Colman, quien por entonces se separaba temporalmente de su compañero musical Andrés Cuenca Saldívar.
Fue así que Efrén pasó a formar parte del conjunto de Vargas Colmán con el arpista Edmundo “Nenito” Medina y otros.
Ellos fueron nombrados "Tesoros humanos vivos" merced a un proyecto presentado el año pasado por el promotor cultural Mario García Siani, a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El guitarrista Efrén Echeverría dijo que a pesar del frío estaba muy feliz.
Es una gran cosa para mí y les agradezco demasiado a todos por el reconocimiento.
"La afinación me la enseñó mi hermano Catalino Echeverría, porque él vio que un músico tocaba así en Puerto Casado, donde trabajaba produciendo tanino.