Iconografía

El término está construido por las raíces griegas εἰκών (eikón, Imagen) y γράφειν (grapheïn, escribir).

[2]​ Los matices de su diferencia conceptual con la iconología son poco precisos; y en realidad se complementan.

En cuanto a cada artista individual, muchos de ellos desarrollaron iconografías tan peculiares que quizá solo hayan sido accesibles a ellos mismos (El Bosco, Fussli, William Blake, Goya, Gauguin, Picasso, Marc Chagall, Frida Kahlo, Joseph Beuys).

Tales análisis han afectado a la forma en que la propia historiografía del arte entiende la iconografía, especialmente por el concepto semiótico de signo.

[6]​ Los dioses de la religión griega antigua fueron integrados en el panteón romano mediante su asimilación por los dioses tradicionales con los que compartían características comunes, manteniéndose los nombres latinos y los nombres griegos.

Los llamados dioses olímpicos fueron muy representados por las artes figurativas, especialmente los de la denominada tríada capitolina.

El arte clásico, la cerámica griega y los mosaicos romanos fueron vehículos destacados para la narrativa visual de sus mitos, mientras que la estatuaria fue empleada de forma particular para el culto.

Comparte muchas características y atributos de otras diosas del ámbito mediterráneo (todas ellas identificadas con el planeta Venus), como Astarté-Ishtar.

Se le asocia a las divinidades menores de los bosques, como los sátiros y las ninfas.

Su kántharos no podía ser vaciado por más que se bebiera de él.

Hermes-Mercurio, dios de los viajeros, comerciantes y ladrones (categorías poco diferenciadas en la Antigüedad), tiene como símbolos iconográficos el caduceo (vara en la que se enroscan dos serpientes), el petasos (sombrero de viaje) y talaria (sandalias aladas).

Los héroes o semidioses (como Teseo, Perseo, Jasón y los argonautas, Edipo), así como los epónimos (los héroes fundadores de poleis o linajes) y los legendarios protagonistas del ciclo troyano (Aquiles, Héctor, Odiseo-Ulises) son muy representados en el arte grecorromano.

Cada uno es reconocible por sus características físicas o por su relación con sus adversarios (Minotauro, Gorgona, Esfinge, Cíclope), sus aliados o su vinculación a determinados objetos (Pegaso, Ariadna y el ovillo, Medea y el vellocino de oro).

Aletheia-Veritas (la verdad) es una doncella desnuda, en el fondo de un pozo, que tiene como símbolo un espejo.

Themis-Iustitia (la justicia), cegada por una banda que le tapa los ojos, tiene como atributos la espada y la balanza (aunque esta convención no se fijara hasta época romana, por superposición de los atributos de distintas personalizaciones del destino, la suerte y la venganza).

Entre otros grupos estaban las Moiras-Parcas, las Cárites-Gracias, las Musas y un interminable número de abstracciones divinizadas.

Al séquito de Zeus pertenecían otro grupo de hermanos alados: Niké-Victoria (que corona con laurel al vencedor), Bía (la violencia), Cratos (la fuerza) y Zelo (el fervor o la rivalidad -sus atributos, el látigo y la lámpara-).

Otro principio personalizado y muy caro a la cultura clásica era Sofrosina-Sobrietas (la moderación, identificada también con Harmonía-Concordia o con Frónesis-Prudentia, y opuesta al principal de los vicios para la cultura griega: Hybris -desmesura, soberbia-).

[18]​ Desde Goya a Picasso, la mitología grecorromana siguió siendo una fuente de inspiración para los artistas.

En la Antigüedad tardía la iconografía se estandarizó y se vinculó más estrechamente a los textos bíblicos, aunque rellenando los huecos del relato evangélico canónico con los textos apócrifos (como la mula y el buey en las escenas del ciclo de la Natividad[19]​).

Los desarrollos teológicos (cristológicos, mariológicos) y de las prácticas devocionales produjeron innovaciones iconográficas, como la Coronación de la Virgen y la Asunción (ambas asociadas al franciscanismo) o el Rosario (a los dominicos).

Mientras que la mayor parte del arte medieval tiende a hacer lo más comprensible posible los complejos mensajes religiosos, la iconografía de los primitivos flamencos era sutilísima y altamente sofisticada, y en muchos casos parece haberse hecho deliberadamente enigmática, con múltiples significados ocultos, no inmediatos a primera vista, incluso para los contemporáneos mejor formados.

[22]​ Desde el siglo XV la pintura religiosa occidental se liberó gradualmente de la sujeción a los modelos compositivos tradicionales, y en el siglo XVI los artistas más ambiciosos se distinguían por sus composiciones novedosas.

Y si alguno enseñare, o sintiere lo contrario a estos decretos, sea excomulgado.

Y si aconteciere que se expresen y figuren en alguna ocasión historias y narraciones de la sagrada Escritura, por ser estas convenientes a la instrucción de la ignorante plebe; enséñese al pueblo que esto no es copiar la divinidad, como si fuera posible que se viese esta con ojos corporales, o pudiese expresarse con colores o figuras.

Y para que se cumplan con mayor exactitud estas determinaciones, establece el santo Concilio que a nadie sea lícito poner, ni procurar se ponga ninguna imagen desusada y nueva en lugar ninguno, ni iglesia, aunque sea de cualquier modo exenta, a no tener la aprobación del Obispo.

Fresco del ábside de San Clemente de Tahull , del Maestro de Tahull (ca. 1123). El Pantocrátor o Cristo en Majestad aparece bendiciendo, con un libro (que muestra el texto EGO SVM LVX MVNDI ), flanqueado por el alfa y el omega , rodeado por una mandorla y el Tetramorfos (los símbolos de los cuatro evangelistas ). Los personajes del plano inferior están identificados tanto por sus símbolos iconográficos como por cartelas con sus nombres.
Díptico de Melun , de Jean Fouquet (ca. 1450). El tema, una Virgen con el Niño rodeados por ángeles, se identifica con el motivo de la Galaktotrophousa o "Virgen de la leche", que se populariza en los últimos siglos de la Edad Media (en general, todas las representaciones marianas se extienden con el culto mariano a partir del siglo XII, en el final del Románico y en el Gótico ). A partir del Concilio de Trento se procuró evitar este tipo de representaciones en favor de otras más acordes con las orientaciones conciliares.
Alegoría del triunfo de Venus , de Bronzino , ca. 1540. En una compleja iconografía, aparecen también representados Cupido y Saturno, así como la manzana de Discordia , los celos, el engaño, el olvido...
La tempestad , de Giorgione (1508), es uno de los enigmas iconográficos más estudiados de la historia de la pintura, y que no se ha llegado a determinar.
Los embajadores , de Holbein , cuya compleja iconografía todavía es objeto de debate. Incluye una calavera en anamorfosis junto con otros elementos de lectura simbólica ( relojes , un globo celeste , libros, instrumentos musicales, etc.)
El sueño del caballero , Antonio de Pereda (1655). Está considerada como una de las más complejas y ricas Vanitas . [ 1 ]
La Vérité , de Jules Joseph Lefebvre (1870). Veritas o la verdad desnuda es un motivo iconográfico de origen clásico que suele representarse con un espejo y saliendo de un pozo.
Gerechtigkeit (" justicia "), de Lucas Cranach el Viejo (1537). Este esquivo principio abstracto, cuyos atributos ( balanza , espada , ojos vendados ) simbolizan sus distintas facetas, se encarna en una multiplicidad de divinidades grecorromanas y en una virtud teologal cristiana.
La Biblioteca de Celso en Éfeso.
Icono rumano moderno con el tema de la Natividad. En el ángulo inferior izquierdo está José en conversación con el anciano.
Tríptico de Merode , de Robert Campin (1425-1428). Muestra una iconografía altamente compleja, que aún es objeto de debate. La actitud de San José, que parece hacer una trampa de ratones, podría reflejar la idea de San Agustín por la cual la Encarnación de Cristo es una "trampa" que atrapa al alma del hombre.
Cena en casa de Leví , de Veronés (1573), objeto de una investigación inquisitorial y de diferentes atribuciones del tema para eludir problemas dogmáticos.