En la mitología griega, una gorgona —o gorgonas en plural—[1] (en griego antiguo γοργώ, gorgō o γοργών, gorgōn, esto es «terrible» u «horrendo») era un despiadado monstruo femenino a la vez que una deidad protectora procedente de los conceptos religiosos más antiguos.
La gorgona llevaba un cinturón de serpientes, entrelazadas como una hebilla y confrontadas entre sí.
[9] Eurípides alega que la gorgona es hija de Gea, sin especificar el consorte.
[11] La Cipria supuestamente dice que viven al otro lado del Océano, en una isla rocosa llamada Sarpedón.
[15] Sobre su capacidad de petrificar y las serpientes por cabellera ya las fuentes arcaicas discrepaban.
Sobre el 700 a. C., Hesíodo ya incrementa el número de gorgonas a tres en su Teogonía:«A su vez Ceto tuvo con Forcis a [...] las gorgonas que viven al otro lado del ilustre Océano, en el confín del mundo hacia la noche, donde las Hespérides de aguda voz: Esteno, Euríale y la Medusa desventurada; esta era mortal y las otras inmortales y exentas de vejez las dos.
Con ella sola se acostó el de Azulada cabellera (Poseidón) en un suave prado, entre primaverales flores.
En su cintura, dos serpientes flotaban incurvando sus cabezas hacia delante; corno dardos lanzaban su lengua las dos y daban furiosas dentelladas con los dientes, mirando de forma salvaje.
[29] Tzetzes también las asimila con otros démones ctónicos: «Dicen que había una vez tres gorgonas.
Ayudado por Hermes y Atenea, Perseo marchó al encuentro de las gorgonas.
Perseo se detuvo junto a ellas aún dormidas y, guiada su mano por Atenea, volviendo la mirada hacia el escudo de bronce en el que se reflejaba la imagen de la gorgona, la decapitó.
Las otras gorgonas despertaron de su sueño y lo persiguieron, pero no podían verlo pues iba cubierto con el yelmo.
[31] Algunos dicen que Medusa fue decapitada a causa de Atenea, pues esta gorgona había querido rivalizar en belleza con ella.
[32] Cuando Polidectes vio que Perseo era tan valiente, comenzó a temerle e intentó matarlo mediante un engaño, pero Perseo descubrió sus intenciones y le mostró la cabeza de la gorgona, y así su cuerpo quedó convertido en piedra.
[35] Según otra versión Perseo enterró a Medusa en el mercado de Argos.
En algunas de las representaciones más toscas, la sangre corriendo bajo la cabeza puede considerarse por error como una barba.
Atenea había dado anteriormente dos gotas de esa misma sangre a Erictonio, una para matar y la otra para curar, y ató las redomas a su cuerpo de serpiente con cintas doradas.