Esto provocó la furia de Poseidón, protector de estas últimas, así que decidió inundar la tierra y enviar a un monstruo marino, el ceto, para que acabase con los hombres y el ganado.
[4] Perseo, que tras matar a Medusa había recibido como obsequio, de unas ninfas (identificadas con las Hespérides),[5] unas sandalias aladas, la vio encadenada y se enamoró de ella, ofreciéndole unas dulces palabras.
[7] Andrómeda siguió a Perseo hasta la isla de Sérifos.
[8][9] Sus descendientes gobernaron Micenas desde Electrión hasta Euristeo —de quién obtuvo la corona Atreo—, pasando por el mismísimo Heracles.
Considerando las estrellas más débiles visibles a simple vista, las constelaciones se representan como: Andrómeda, y su papel en el mito popular de Perseo, ha sido objeto de numerosas obras de arte antiguas y modernas, en las que se la representa como una joven atada e indefensa, típicamente bella, ante un terrible peligro, que debe ser salvada gracias al valor inquebrantable de un héroe que la ama: Andrómeda fue un tema popular para muchos artistas, especialmente en las épocas del Renacimiento y del Barroco, seguido de un resurgimiento del interés por su mito en el siglo XIX, pero el interés sobre él ha descendido desde entonces.