Tragedia griega

Inspirado en los mitos y representaciones sagradas que se hacían en Grecia y Anatolia, alcanza su apogeo en Atenas del siglo V a. C. Su influencia llega sin grandes modificaciones hasta el Romanticismo, época en la que se abre la discusión sobre los géneros literarios, mucho más de lo que lo hizo durante el Renacimiento.

Algunas características del género son: Los más importantes y reconocidos autores de la tragedia fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides que, en diversos momentos históricos, afrontaron los temas más sensibles de su época.

En esta obra, el autor recoge documentación de primera mano sobre las etapas más antiguas del teatro en Ática.

En una época prehistórica reciente, tales sacrificios tuvieron que ser transformados en danzas rituales, en las cuales la lucha primordial era de lo bueno (representado por el día, la luz, la primavera) contra lo malo (la noche y el invierno).

Se distinguen en esta la raíz de «macho cabrío» (τράγος / trágos) y cantar (ῳδία / odía), sería «el canto del macho cabrío», quizás en referencia al premio que era dado al vencedor del certamen trágico (un macho cabrío); o el sacrificio de este animal sagrado a Dioniso, que frecuentemente acompañaba la fiesta en honor al dios.

Señala Aristóteles que la tragedia nace al inicio como improvisación, precisamente «del coro que entonaba el ditirambo» (ἀπὸ τῶν ἐξαρχόντων τὸν διθύραμβον, apò tōn exarchòntōn tòn ditýrambon), un canto coral en honor a Dionisio.

Al inicio estas manifestaciones eran breves y de un tono burlesco porque contenían elementos satíricos; luego el lenguaje se hace más grave y cambia incluso la medida, que de verso trocaico deviene en yámbico.

Posteriormente el mismo coro, desdoblándose en dos semicírculos, daría vida a un diálogo entre los dos corifeos, y se introduce un hypocritès (ὑποκριτής, un contestador, posteriormente significará actor), que pronunciaba las palabras de Dioniso, mientras el coro se movía a su alrededor, dando así nacimiento al drama.

Su primera victoria en competencia se da en el año 510 a. C. Habría sido Esquilo quien fijó las reglas fundamentales del drama trágico.

La representación de la tragedia asume una duración definida (del amanecer a la puesta del sol, tanto en la realidad como en la ficción), y en el mismo día se representa la trilogía, en la cual las tres partes están relacionadas con la misma historia.

Esquilo no busca en ellos el realismo, la naturalidad, o una cotidianidad que llegará con Eurípides, sino una sublimación suprema.

Las innovaciones que Sófocles introdujo y que le merecieron al menos veinte triunfos, referían a muchos aspectos de la representación trágica, desde los detalles más insignificantes (como los calzados blancos y los bastones curvados) hasta cambios de más peso.

Los héroes descritos en sus obras ya no son los resueltos protagonistas de los dramas de Esquilo y Sófocles, sino que a menudo son personas problemáticas e inseguras, muy alejadas del modelo del héroe clásico.

Ésta es la razón por la que sean tan importantes las mujeres (a veces, incluso extranjeras), los esclavos y las víctimas de las guerras.

La tragedia griega está estructurada siguiendo un esquema rígido, cuyas formas se pueden definir con precisión.

Prosigue la párodos que son cantos a cargo del coro durante su entrada en la «orchestra» ὀρχήστρα, por el lateral izquierdo.

A veces es castigado con la muerte por los dioses y es allí donde aparece la enseñanza moral.

El defecto o la debilidad del personaje conlleva necesariamente a su caída en cuanto predestinada (el concatenamiento de las acciones parece en cierta manera inducido por los dioses, que no actúan directamente, sino como deus ex machina).

Aristóteles responde a esta pregunta formulando el concepto de «catarsis» (κάθαρσις, purificación), según el cual la tragedia pone ante los hombres los impulsos pasionales e irracionales (matricidio, incesto, canibalismo, suicidio, infanticidio...), que se encuentran, más o menos conscientes, en el ánimo humano, permitiendo a los individuos desahogarse inocuamente, en una suerte de «exorcismo» en masa.

Las Dionisias eran organizadas por el Estado y el arconte epónimo; quien apenas asumido el cargo, preparaba la elección de los tres ciudadanos más ricos a quien confiar la «coregia», esto es la organización del coro trágico: en la Atenas democrática los ciudadanos más acomodados eran responsables de financiar servicios públicos como «liturgias», a modo de un impuesto especial.

Durante las Dionisias se desarrollaba un torneo trágico, una competición entre tres poetas, elegidos por el arconte, posiblemente sobre la base de un guion provisional.

La pasión de los griegos por la tragedia era arrolladora: Atenas, se decía, destinaba más dinero para el teatro que para la flota.

Lo que queda de todos estos autores puede consultarse en la edición de B. Snell- R. Kannicht (Tragicorum Graecorum Fragmenta I: Didascaliae tragicae, catalogi tragicorum et tragoediarum, testimonia et fragmenta tragicorum minorum, Gotinga 1986), así como en la edición bilingüe griego-alemán con bibliografía y notas editada por R. Kannicht (Musa Tragica.

Máscara de Dioniso conservada en el Louvre .
Sacerdotisas danzantes, que llevan un cordero o macho cabrío para sacrificios.
Dioniso en torno a los sátiros
Relieve que celebra probablemente el triunfo de Las Baccantes
El teatro de Dioniso en Atenas (ilustración de 1891).
Esquilo
Sófocles
Eurípides