Areté

En su forma más general, para algunos sofistas la areté es la «excelencia» o prominencia en el cultivo de la elocuencia; la raíz etimológica del término es la misma que la de (aristós, 'mejor'), el cumplimiento acabado del propósito o función.

La excelencia política («ciudadana») de los griegos consistía en el cultivo de tres virtudes específicas: andreía (valentía), sofrosine (moderación o equilibrio) y dicaiosine (justicia): estas virtudes formaban un ciudadano relevante, útil y perfecto.

A estas virtudes añadió luego Platón una cuarta, la Prudencia, con lo que dio lugar a las llamadas Virtudes cardinales: la prudencia, la fortaleza y la templanza se corresponderían con las tres partes del alma, y la armonía entre ellas engendraría la cuarta, la justicia.

En cierto modo, la areté griega sería equivalente a la virtus, dignidad, honor u hombría de bien romana.

El ejemplo clásico es Aquiles, quien prefiere morir en combate antes que cualquier otra forma de vida.

Escultura de Areté, en Éfeso .