[4][5] Cuando Tindáreo se vio abrumado con la muchedumbre los pretendientes de Helena, pidió consejo al astuto Odiseo.
Tindáreo aceptó y Odiseo dijo que hiciera jurar a todos los pretendientes que defenderían al novio legido si recibía de alguien ultraje a su matrimonio.
Éstos habían llegado al palacio y celebraban banquetes consumiendo los rebaños de Odiseo.
Penélope se vio obligada a prometer que se casaría cuando terminase el sudario de Laertes; lo venía tejiendo desde hace tres años, pues lo que tejía de día lo deshacía durante la noche; así pudo burlar a los pretendientes hasta que fue descubierta.
Penélope entregó a éstos el arco de Odiseo que él en una ocasión había recibido de Ífito, y dijo que se uniría en matrimonio a quien lo tensara.