A diferencia de sus contemporáneos, nunca realizó un viaje formativo a Italia para conocer el arte clásico, y su carrera destaca por cierta indiferencia hacia las ambiciones cortesanas o intelectuales.
Entre sus influencias se cuentan no solo pintores flamencos como Brueghel o el mencionado Rubens, sino también artistas del norte de Italia como Jacopo Bassano, Paolo Veronese o Caravaggio.
Esta idea se ve confirmada por su dominio de la gramática, su conocimiento del francés y su competencia en cuestiones mitológicas.
Su familiaridad con los temas bíblicos se manifiesta en sus muchas pinturas de tema religioso, y su vinculación con estas cuestiones se ve confirmada por su tardía conversión del catolicismo al protestantismo.
Durante esta etapa Jordaens residió en la casa de Van Noort y estableció estrechos lazos con la familia.
En 1616, el mismo año en que se le admitió en la hermandad, Jordaens contrajo matrimonio con la hija mayor de su maestro, llamada Anna Catharina van Noort, con la que tuvo tres hijos.
Hacia 1639 la amplió sobre la vivienda colindante, tal como había hecho Rubens dos décadas antes.
[8] Pedro Pablo Rubens fue tal vez el pintor que más influyó en la obra de Jordaens.
Entre 1635 y 1640, aquejado Rubens por la gota, se concedió a Jordaens autorización para utilizar los bocetos del maestro flamenco para continuar la decoración de la entrada triunfal del Cardenal-Infante Ferdinando, el recién nombrado gobernador de las posesiones españolas en los Países Bajos.
[1] Incluso sin haberse encontrado el testamento de Jordaens, su gentileza fue ampliamente reconocida por todos los que le conocían.
De su brillante paleta juvenil pasó a tonos acres y terrosos, aplicando tan poca pintura que podía verse la tela debajo.
Antes de 1616, Jordaens había estado interesado por la paleta cromática manierista, clara y brillante.
[1] Jordaens realizó al menos otras seis versiones del tema de la "Adoración".
Un frío día, mientras conversaban, el hombre se llevó los dedos a la boca y sopló.
La historia pretende ilustrar sobre la dualidad de la naturaleza humana, aunque algunos críticos sostienen que el interés del autor estaba más en el tema campesino que en la moraleja de la fábula.
Jordaens sigue las técnicas tenebristas del claroscuro para definir una iluminación dramática, que resalta algunas figuras de la escena, como el bebé que descansa en el regazo de la anciana.
[14] En esta versión, parece haber situado a la niñera para El sátiro y el campesino del mismo modo en que aparecía en La adoración de los pastores, y a juzgar por la gran cantidad de copias que se han encontrado —todas ellas sin el sello del maestro-, se cree que Jordaens había utilizado este cuadro como ejercicio de práctica para sus asistentes y alumnos en el taller.
[16] El Museo Thyssen-Bornemisza cuenta con una Sagrada Familia con un ángel, con participación de su taller.
[17] La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando posee una Diana y Calisto[18] y en el Museo Lázaro Galdiano se le atribuye un lienzo con Dos Angelotes abrazados.
[22] Artistas como Jacob Jordaens, Pedro Pablo Rubens o Pietro da Cortona solían realizarlos por encargo, representando a sus ricos mecenas en escenas mitológicas o históricas cargadas de simbolismo y significación propagandística.
[25] Sus tapices estaban concebidos para poder ser transportados por sus ricos propietarios, que solían llevarlos en sus viajes o campañas militares como símbolo de su categoría.
El resultado final difería ligeramente, pero como algunos autores han señalado la obra se inspiraba, en sus estados iniciales, en las naturalezas muertas del artista de Amberes Frans Snyders, muy afín a los intereses de Jordaens.
Jordaens fue un consumado dibujante que no dudó en utilizar técnicas pictóricas -como el gouache o la acuarela- en la ejecución de sus bocetos.
[30] La faceta de Jordaens como grabador no es conocida entre el público no iniciado y apenas suele merecer atención en las monografías de arte, si exceptuamos los libros específicos sobre grabado antiguo.