Los habitantes de Amberes son apodados Sinjoren (pronunciación en neerlandés: /sɪnˈjoːˌrən/), a partir del título honorífico español de señor o del francés seigneur, en referencia a los nobles españoles que gobernaron la ciudad en el siglo XVII.
De ahí el nombre Antwerpen, del neerlandés hand werpen, que significa arrojar la mano.
Esta "warp" ('terreno arrojado') sería una colina artificial o un depósito del río, lo suficientemente alto como para permanecer seco durante la marea alta, sobre el que se podría erigir una construcción que permanecería seca.
Alfred Michiels ha sugerido que las derivaciones basadas en hand werpen, Antverpia, "en el muelle", o "en la urdimbre", carecen de respaldo histórico en las antiguas ortografías recogidas del topónimo.
Michiels ve en ello un origen celta indicando a «aquellos que viven en ambas orillas».
Las excavaciones llevadas a cabo en la sección más antigua cerca del Escalda, 1952-1961 (ref.
La primera mención de Amberes data del siglo IV, en el que parece haber sido habitada por francos germánicos.
Amberes se convirtió en un margraviato en 980, por el emperador germano Otón II, una provincia fronteriza frente al condado de Flandes.
[20] Los prestamistas y financieros desarrollaron un gran negocio de préstamos en toda Europa, incluido al gobierno inglés en 1544-1574.
Durante la primera mitad del siglo XVI, Amberes se convirtió en la segunda ciudad europea más grande al norte de los Alpes.
Los trabajadores calificados de la ciudad procesaban jabón, pescado, azúcar y especialmente telas.
En el período posterior a 1541, la economía y la población de la ciudad declinaron enormemente.
[28] La mayoría se fue a las Provincias Unidas en el norte, comenzando la Edad de Oro holandesa.
La banca de Amberes fue controlada durante una generación por Génova, y Ámsterdam se convirtió en el nuevo centro comercial.
[19] Amberes había alcanzado el punto más bajo en su fortuna en 1800, y su población se había hundido a menos 40 000 habitantes, cuando Napoleón, al darse cuenta de su importancia estratégica, asignó fondos para ampliar el puerto mediante la construcción de un nuevo muelle (todavía llamado el muelle de Bonaparte), un acceso-esclusa y la profundización del Escalda para permitir que los barcos más grandes se acercaran al puerto.
[29] En 1830, la ciudad fue capturada por los insurgentes belgas, pero la ciudadela continuó en manos de una guarnición holandesa bajo el mando del general David Hendrik Chassé.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad fue un importante objetivo estratégico debido a su puerto.
Miles de cohetes Rheinbote, V-1 y V-2 fueron disparados (más V-2 que las utilizadas en todos los demás objetivos durante toda la guerra combinada), lo que causó graves daños a la ciudad pero no logró destruir el puerto debido a su poca precisión.
El principal objetivo era facilitar el crecimiento de la región metropolitana del noreste de Amberes, que atrajo a nuevas industrias basadas en una implementación flexible y estratégica del proyecto como una coproducción entre varias autoridades y partes privadas.
En lo referente a vida nocturna, Amberes es una ciudad muy animada dado que es una de las ciudades universitarias más importantes del país.
En Mechelen, se encuentra la escuela de artes y oficios IKA (Instituut voor Kunst) en Ambacht.
En el siglo XVI, Amberes se destacó por la riqueza de sus ciudadanos ("Antwerpia nummis").
Las casas de estos ricos comerciantes y fabricantes se han conservado en toda la ciudad.
Sin embargo, en 1891, un incendio en los barrios septentrionales destruyó muchos edificios antiguos, tal como la sede de la Liga Hanseática.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la ciudad también sufrió daños considerables por las bombas V, y en los últimos años, otros edificios destacados fueron demolidos para nuevos desarrollos.
La instalación de paneles fotovoltaicos y terrazas verdes con gramíneas es una tendencia cada vez más frecuente en las construcciones, tanto por su beneficioso ahorro energético como por la desgravación impositiva con la que se ven favorecidos los propietarios.
En algunas zonas existen espacios destinados a depositar todo aquello que ya no se utiliza: desde muebles, electrodomésticos, metales, aceites y lubricantes, hasta el pasto recién cortado.
Cada elemento se descarga en grandes volquetes y la organización está a cargo de un empleado público.
La regulación para la contaminación auditiva también está prevista, prohibiendo la emisión de ruidos molestos.