Desarrolló una importante labor militar y diplomática al servicio de la Corona española, luchando en la batalla de Lepanto contra los turcos y en los Países Bajos contra los rebeldes neerlandeses, así como en Francia en las guerras de religión del lado católico contra el protestante.
[2][3] Su éxito militar y político en los Países Bajos, en donde reconquistaría treinta ciudades tan sólo en una campaña,[4] solidificó el control hispánico de las provincias sureñas, creando las raíces geográficas y culturales que devendrían en la moderna nación de Bélgica.
Pasaron varios años antes de que pudiera demostrar su talento para las operaciones militares.
En 1586 se convierte en duque de Parma por la muerte de su padre y solicita permiso al rey para ausentarse y visitar el territorio del ducado, permiso que no le es otorgado, ya que el rey lo considera insustituible.
Tras el asesinato del rey francés Enrique III en diciembre de 1589, Alejandro fue enviado con el ejército a Francia para luchar con la Liga Católica, opuesta al rey Enrique IV.
En 1565 se casó con María de Portugal, boda celebrada en Bruselas con gran esplendor.