La construcción del puente consistió en colocar unos postes de madera verticales sobre el lecho del río, unidos luego por vigas de madera transversales, sobre este armazón se colocaron los tablones que daban forma al suelo.
Los últimos 600 metros del puente se tuvieron que hacer colocando, como cuando Jerjes entró en Grecia, una hilera de barcas sujetas con cuerdas y maderas, con las que luego se creó el suelo.
El asedio fue duro, la conquista de baluartes, revellines y fortines costó muchas bajas en ambos bandos.
Se dice que dio tanta pena la muerte del maestre entre sus hombres (lo llamaban "Pedro de pan") que consiguieron trasladar en los hombros los cañones hasta las mismas murallas con el agua en el pecho, pues los holandeses, con el fin de frenar a los españoles, habían roto los diques de contención, anegando todo el campo.
Para este plan, los holandeses contaron con el ingenio de un italiano, Federigo Giambelli, que enfadado con España, se pasó al bando holandés, este, creó unos barcos que tenían una torreta hecha de piedras y ladrillos en las que se introducía objetos, haciendo de metralla, y cómo no, pólvora.
Los barcos-mina, cumplieron muy bien su cometido, explotaron y segaron la vida a un centenar de hombres.
Los holandeses arrollaron los puestos avanzados españoles, pero en el contradique, los españoles consiguieron frenar el empuje de la flota holandesa gracias a que se llevó al mismo un tercio de españoles e italianos que consiguieron resistir hasta que se llevaron más refuerzos al dique.