Primera cruzada

En parte, esta situación se vio favorecida por los éxitos militares de los reinos europeos en el Mediterráneo.

A la vez, surgió una nueva concepción política que englobaba a la cristiandad en su conjunto, lo cual suponía la unión de los distintos reinos cristianos por primera vez y bajo la guía espiritual del papado y la creación de un ejército cristiano que luchase contra los musulmanes.

[3]​ En 1074, el papa Gregorio VII llamó a los milites Christi («soldados de Cristo») para que fuesen en ayuda del Imperio bizantino.

[7]​ Todos estos Estados estaban más preocupados en mantener sus propios territorios y en controlar los de sus vecinos que en cooperar entre ellos para hacer frente a la amenaza cruzada.

[8]​ Mientras la región de Palestina estuvo bajo dominio persa y durante la primera época islámica, los peregrinos cristianos fueron, en general, tratados correctamente.

Por ese motivo, no es posible distinguir con claridad entre los hechos verídicos y aquellos que fueron recreados a la luz del resultado exitoso de la cruzada.

La primera cruzada fue la chispa que inició una tradición de violencia organizada contra el pueblo judío en Europa.

En ese sentido, el llamamiento no se dirigía exclusivamente a la guerra santa contra los musulmanes.

Acompañando a los caballeros cristianos había muchos hombres pobres (pauperes) que solo se podían permitir comprar las ropas más básicas y, quizás, algún arma vieja.

Los cruzados, sin agua ni comida, no tuvieron otra opción que aceptar tomar el juramento, aunque no sin antes haber asumido todas las partes una serie de compromisos, y después de que casi se hubiese desatado un conflicto militar en la propia ciudad en un combate abierto con los akritai del emperador.

Alejo rechazó la oferta, aunque los dos personajes se convirtieron en aliados a raíz de la desconfianza que ambos tenían en Bohemundo.

No solo se les prohibió saquear la ciudad, sino que los cruzados tenían prohibido entrar en la ciudad salvo en pequeños grupos, lo que causó un gran malestar en el ejército cruzado, y supuso un añadido más a la tensión ya existente entre cristianos orientales y occidentales.

Yaghi-Siyan, el gobernador de Antioquía, solo podía contar con su propio ejército personal para defenderse.

Mientras tanto lanzaba ataques contra el campamento cristiano y hostigaba a las partidas de forrajeadores del ejército invasor.

En una ocasión, mientras Bohemundo estaba buscando alimento, Raimundo atacó la ciudad en solitario, pero fue repelido por las tropas de Yaghi-Siyan.

Las discusiones entre los líderes supusieron un nuevo retraso en la marcha de la cruzada, que quedó estancada durante todo el resto del año.

Los soldados contaban cada vez con menos caballos, y los campesinos musulmanes se negaban a proveerles de comida.

A medida que se dirigían al sur por la costa del mar Mediterráneo los cruzados no se encontraron demasiada resistencia, puesto que los líderes locales preferían llegar a acuerdos de paz con ellos y darles suministros sin llegar al conflicto armado.

A lo largo de esa misma tarde, la noche y la mañana del día siguiente, los cruzados desencadenaron una terrible matanza de hombres, mujeres y niños, musulmanes, judíos e incluso los escasos cristianos del este que habían permanecido en la ciudad.

Por otra parte, la Gesta Francorum establece que algunas personas lograron escapar a la toma de Jerusalén vivas.

Hubo algunos que quisieron seguir una ruta directa hacia Jerusalén evitando lo más posible a las fuerzas enemigas.

Además, el atractivo de comenzar una nueva vida en un Oriente más rico y próspero incentivó a muchas personas para dejar sus tierras.

Incluso en esos casos, estos caballeros debían vender gran parte de sus tierras a familiares o a la Iglesia antes de poder participar en la cruzada, y sus parientes también tuvieron que aportar en muchas ocasiones parte del dinero necesario para la campaña.

Las ciudades estado marítimas italianas, en particular Venecia y Génova, estaban también interesadas en extender el comercio.

Estas alianzas prueban -por lo menos a principio- la multicultural relación que llevaban ambos pueblos movidos por sus propios intereses en la zona.

Contrariamente el gobierno ahora cristiano romano se impuso con fuerza en los contornos, exigiendo una sumisión casi total al mando católico romano ahora impuesto, por supuesto esto generó inconformismo para las comunidades no solo judías y musulmanas sino también para comunidades cristianas no católicas como la Iglesia ortodoxa griega, Iglesia copta y adeptos adscritos a la Iglesia ortodoxa siriana que incluso estaban ubicadas en la región desde antes del siglo VII.

De vuelta en Europa occidental, los que habían logrado sobrevivir hasta alcanzar Jerusalén fueron recibidos como héroes.

El Imperio atravesó posteriormente, a lo largo del siglo XII, un periodo de relativa paz y prosperidad.

No obstante, si bien esta primera cruzada puede considerarse como un apoyo, al hacer frente a la creciente amenaza selyúcida y estableciendo pequeños reinos fronterizos; las cruzadas posteriores, muy poco eficaces contra los musulmanes, solo consiguieron debilitar cada vez más al Imperio bizantino, en cuyos asuntos internos intervinieron.

Esa misma cooperación continuó siendo difícil durante muchas décadas, aunque desde Egipto hasta Siria y Bagdad comenzó a haber llamamientos para la expulsión de los cruzados.

Mapa del Califato omeya en el momento de su máxima extensión
Oriente Próximo en 1095, en vísperas de la primera cruzada:
Imperio bizantino Emirato de Esmirna Selyúcidas de Rum Danisméndidas Príncipes armenios Mengüjécidas Saltúquidas Emiratos selyúcidas Califato fatimí Imperio selyúcida Tierras en disputa entre fatimíes y selyúcidas Emirato de Damasco de Duqaq Emirato de Alepo de Ridwán Emirato de Trípoli Posesiones de Yaghi Siyán
El papa Urbano II en el Concilio de Clermont . Ilustración del Livre des Passages d'Outre-mer , de alrededor de 1490 ( Biblioteca Nacional de Francia )
La derrota de la cruzada de los pobres
Pedro de Amiens y sus ejércitos
Coronación del rey Colomán de Hungría
Ruta de los líderes de la primera cruzada
Miniatura medieval de Ademar de Monteil (con la mitra ) empuñando la Lanza del Destino en una batalla de la primera cruzada
Bohemundo de Tarento escala solo los muros de Antioquía , en un grabado de Gustave Doré
Godofredo de Bouillón como protector de Jerusalén. Su título oficial era Advocatus Sancti Sepulchri , «protector del Santo Sepulcro »
Mapa de la parte occidental de Anatolia en el que aparecen las rutas tomadas por los ejércitos cristianos durante la cruzada de 1101