Concilio de Clermont

[1]​ En 1095, el emperador bizantino Alejo I Comneno envió legados a Occidente solicitando ayuda militar contra los selyúcidas.

[2]​ El mensaje fue recibido por el papa Urbano II en el Concilio de Piacenza.

Urbano trató las reformas cluniacenses y confirmó la excomunión al rey francés Felipe I por su segundo matrimonio.

En las medidas aprobadas en el Concilio se incluía la Paz y tregua de Dios, que declaraba que no se permitía a los cristianos combatirse unos a otros excepto los lunes, martes y miércoles.

Luego pidió a los cristianos occidentales, pobres y ricos, que acudiesen en auxilio de los griegos en el este, pues Deus vult ('Dios lo quiere'), exclamación con la que el papa terminó su discurso.

Godofredo de Bouillón, retrato por autor anónimo