[4] Esta estrecha asociación permitió a Balduino mantener relaciones pacíficas entre el rey y sus vasallos.
Varias veces la prohibición fue levantada cuando Felipe prometió separarse de Bertrade, pero él siempre terminaba regresando con ella.
En 1077, convocó una gran hueste para mitigar las revuelta en Dol-de-Bretagne e impedir la anexión de Bretaña por Guillermo el Conquistador, que se vio obligado a capitular.
Para esto, aprovechó las numerosas disputas entre los señores feudales para consolidar su poder y cercenar a sus adversarios.
Felipe amplió el dominio real incorporando los monasterios de Saint-Denis y Corbie.
[9] Fue durante el Concilio de Clermont, que tuvo lugar en 1095, donde se lanzó la Primera Cruzada.
Al principio, Felipe no lo apoyó personalmente debido a su conflicto con Urbano II.
Le sucedió su hijo, Luis VI, cuya sucesión, sin embargo, no quedó libre de disputas.
Sus hijos fueron: Posteriormente Felipe I repudió a su esposa y se casó en 1092 con Bertrada de Montfort.