Tercera cruzada

Saladino no pudo derrotar a Ricardo en ningún enfrentamiento militar, que aseguró varias ciudades costeras más importantes.

En 1163, su general de más confianza, Shirkuh, emprendió una expedición militar hacia el Nilo.

En respuesta, Amalarico envió un ejército a Egipto y atacó las tropas de Shirkuh en Bilbeis, en 1164.

Esto hizo que tanto Amalarico como Shirkuh sacasen sus tropas de Egipto.

Shawar fue ejecutado por sus traicioneras alianzas con los cristianos y fue sucedido por Shirkuh como visir de Egipto.

El sucesor de Shirkuh fue su sobrino, Salah ad-Din Yusuf, más conocido como Saladino.

Nur ad-Din murió en 1174, dejando el nuevo imperio a su hijo de once años, As-Salih.

En 1176, Reinaldo de Châtillon fue puesto en libertad y comenzó a atacar caravanas por toda la región.

Extendió su piratería hasta el mar Rojo, enviando galeras no sólo a abordar barcos, sino incluso planteó asaltar la misma ciudad de La Meca, aunque sus barcos fueron interceptados por la armada musulmana en el Mar Rojo antes de llegar a La Meca.

Por entonces, Reinaldo, una vez más, atacó una rica caravana y encerró en su prisión a los viajeros.

Guy bebió un trago, pero no le fue permitido pasar la copa a Reinaldo, ya que las reglas musulmanas de la hospitalidad determinan que quien recibe alimento o bebida está bajo la protección de su anfitrión.

Si creyeran en él, podrían escapar del castigo de la condenación eterna, que, ¡no lo duden!, ha sido preparado para ustedes.

¡Sé que no desean nada más que sangre cristiana!” Saladino desenvainó su cimitarra y lo decapitó, volando el alma de este guerrero mártir de Cristo al cielo a recibir su corona.

El papa Urbano III, según se dice, sufrió un colapso al oír la noticia y murió poco después.

El anciano emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico I Barbarroja, respondió inmediatamente a la llamada.

Tancredo le ofreció una importante compensación económica a cambio de que depusiera las armas.

La flota francesa llegó sin contratiempos a Tiro, donde Felipe fue recibido por su primo, Conrado de Montferrato.

Uno de sus barcos, en el que se transportaban grandes riquezas, se perdió en la tormenta, y otros tres —entre ellos en el que viajaban Juana y Berenguela de Navarra, prometida del rey—, debieron desviarse a Chipre.

Entretanto, Ricardo y Felipe discutían sobre qué candidato tenía más derechos al trono de Acre.

Molestos con Ricardo, Felipe y Leopoldo dejaron la ciudad con sus tropas en agosto de ese año.

Saladino intentó atraer a las fuerzas de Ricardo para acabar con ellas, pero Ricardo mantuvo su formación hasta que los Caballeros Hospitalarios se apresuraron a atacar el flanco derecho de Saladino, mientras que los Templarios atacaban el izquierdo.

Ricardo ganó la batalla y acabó con el mito de que Saladino era invencible.

Las dos partes no fueron capaces de llegar a un acuerdo, y Ricardo marchó hacia Ascalón.

En julio de 1192, Saladino lanzó un repentino ataque contra Jaffa y recuperó la ciudad, pero muy pocos días después volvió a ser conquistada por Ricardo.

Al pasar por una posada cercana a Viena, en su viaje de regreso a Inglaterra, Ricardo fue hecho prisionero por orden del duque Leopoldo de Austria, cuyo estandarte Ricardo había arrojado al foso en Acre.

Saladino, según un códice árabe del siglo XII
"Muerte de Federico de Alemania" por Gustave Doré
Mapa de la tercera cruzada