Batalla de Waterloo

La breve campaña militar resultante —duró solo cinco días— significó el final definitivo de las guerras napoleónicas.

Ante tal situación, el rey Luis XVIII huye a Gante y Napoleón se ve proclamado por segunda vez emperador, aunque con poderes constitucionales más limitados.

Pero lo que inclinó definitivamente la balanza hacia la invasión era las conocidas discrepancias políticas entre Gran Bretaña y Prusia.

Tal cooperación fue evidente en los días que siguieron a la entrada de los franceses en el territorio belga.

Este hecho muestra lo poco que Wellington creía en un rápido avance francés hacia Bruselas.

Hougoumont era una granja bordeada de un bosque por su lado sur, y luego contaba con una gran barda ante sus edificaciones, por lo que era claramente una posición fortificada.

También cabe mencionar que tuvo un sensible impacto psicológico en la moral de los soldados, especialmente en las tropas jóvenes e inexpertas.

Fueron recibidas con fuego intenso por la infantería del general Picton y por 12 piezas de artillería que dispararon metralla, causando fuertes bajas.

El 5.º batallón, que venía en su apoyo, pudo formarse en cuadro para defenderse de la caballería justo a tiempo.

Esta espectacular victoria tuvo un coste muy alto para la caballería pesada británica, puesto que, acalorados por el éxito, cabalgaron frenéticamente hasta la posición francesa, atacando la gran batería.

Sir Thomas Picton, que no llevaba su equipamiento militar, puesto que su uniforme no llegó a tiempo de Inglaterra y luchó con ropa de civil llegando a utilizar como espada un paraguas, murió en este enfrentamiento.

El ataque del I cuerpo francés había sido rechazado, pero justo a tiempo y con grandes pérdidas para la caballería pesada aliada.

[11]​ Después de numerosas cargas contra la colina, la caballería francesa quedó agotada y reducida pero no destrozada.

Los franceses establecieron una batería en ese puesto avanzado que descargó metralla sobre el centro aliado causando grandes bajas.

Es muy posible que si hubiera enviado a los mismos batallones de la Guardia que envió 40 minutos más tarde, cuando Wellington ya había reforzado su precaria línea con sus últimas reservas, alertado por un desertor francés del inminente ataque de la Guardia, el centro aliado hubiera cedido.

A la izquierda avanzó la infantería del cuerpo de Reille que no estaba combatiendo en Hougoumont y la caballería restante.

La batería de Duchand, en particular, causó pérdidas a la brigada británica del general Colin Halkett.

Mientras la Guardia vacilaba, Chassé galopó entre sus hombres y encontró al capitán De Haan con soldados del 19.º Milicia, a quienes ordenó que atacaran por el flanco.

Mientras esto pasaba, los granaderos veían con desconcierto que otras tropas francesas huían cuesta abajo por el este.

Una subsiguiente carga a la bayoneta de los guardias rompió los cuadros ya sin jefes, que cayeron sobre la siguiente columna.

Fue durante esta retirada que algunos de los miembros de la Guardia fueron invitados a rendirse, lo que provocó la famosa, aunque apócrifa, respuesta del general Cambronne: «La Garde meurt, elle ne se rend pas!» («¡La Guardia muere, no se rinde!»).

Durante un momento Napoleón confió en que, si se mantenían firmes, el ejército francés los seguiría.

El sueño de Napoleón moría definitivamente y las fronteras europeas volvieron a su estado anterior.

Traiciones y deserciones, fallos en la transmisión de las órdenes del Estado Mayor, las lluvias, así como la estrecha cooperación entre los aliados, fueron importantes factores para que se le escapara la victoria.

Su tardía reacción al inicial avance francés sobre Bélgica puso en riesgo a los prusianos y toda la campaña.

Aun así, una combinación de habilidad, tenacidad y no poca suerte le permitieron obtener la victoria.

Estuvo muy cerca de lograr romper la línea aliada, y se dice que pudo haber hecho una mejor combinación entre caballería e infantería, y que si estos ataques pudieran haber sido más concentrados hacia un punto, la línea aliada habría sido rota.

[27]​ Los franceses utilizaron en un principio el apelativo de Mont Saint Jean para referirse a la batalla.

Finalmente, el hecho de que Waterloo fuese un nombre más corto y fácil de entender para los anglosajones, junto con la hegemonía política británica posterior, determinó que ese fuera el nombre con el que ha pasado a la posteridad, aun cuando las primeras referencias a la batalla en los diarios londinenses se refirieron a la misma como la batalla de La Belle Alliance.

[28]​ Según un grupo de historiadores y arqueólogos, entre ellos Bernard Wilkin, no se han encontrado la gran cantidad de cadáveres que deberían pertenecer a esta batalla ya que fueron vendidos a la industria del azúcar.

Mapa de conjunto de la batalla de Waterloo.
Situación estratégica de Europa Occidental en 1815: 250 000 franceses se enfrentaron a unos 850 000 soldados enemigos en cuatro frentes .
Mapa de la zona de Bélgica en la que tuvo lugar la batalla, marcada en color rojo.
Campaña de Waterloo
El Montículo del León con vistas al lugar de la batalla de Waterloo, aquí cultivado con remolachas, en Braine-l'Alleud, Bélgica.
Despliegue de fuerzas en la mañana de la batalla.
Batalla de Waterloo: desde las 17:30 a las 20:00 horas.
La carga de los Royal Scots Greys
Cuadros británicos de infantería reciben la carga de la caballería francesa.
Mapa que muestra el camino seguido por el ejército prusiano entre los campos de batalla de Wavre y Waterloo.
Arthur Wellesley mandando a los británicos en Waterloo, por Robert Alexander Hillingford
La coraza de un carabinero a caballo francés, Antoine Fauveau, perforada por una bala de cañón en Waterloo. Museo del Ejército, París.
Soldados holandeses de artillería, al mando de Krahmer de Bichin (a caballo), colocan un cañón contra la Guardia Imperial (situada a la derecha).
El general Hill invita a los últimos restos de la Guardia Imperial a rendirse (obra de Robert Alexander Hillingford).
El ataque prusiano en Plancenoit, por Adolph Northen.
After Waterloo , por Samuel Drumond, obra presentada al concurso de 1816 de la Royal Academy of Arts.
Napoleón Bonaparte
El encuentro de Wellington y Blücher al final de la batalla. Pintura de Daniel Maclise para la galería del parlamento de Westminster, 1861. Detrás de Wellington están Lord Arthur Hill, Lord Edward Somerset y Henry Percy. Cerca y detrás de Blücher están Nostitz, Gneisenau, Zieten, Bülow y Grolman.
Napoleón I, como rey de Italia.
Arthur Wellesley, duque de Wellington. Retrato de Goya en la National Gallery de Londres.
Mariscal de campo Gebhard von Blücher.
El mariscal Grouchy, en edad avanzada.
El mariscal Ney, retrato de François Gérard .
La Colina del León, monumento levantado en el campo de batalla de Waterloo.
Vista de la aldea del León, desde la cumbre de la colina, en 1919. Al fondo, la granja de Mont St. Jean.