En dicho periodo recorrió toda Europa, pasando por Prusia, el Imperio ruso, y finalmente acabó instalándose en Gran Bretaña, en donde permaneció hasta su regreso a Francia en 1814, cuando —ayudado por la Sexta Coalición—, recuperó su posición de monarca, cargo que tanto él como sus partidarios consideraban parte de su derecho divino.
Luis XVIII murió sin hijos en 1824, por lo que la corona pasó a su hermano Carlos, conde de Artois.
Al comienzo de su reinado y durante la mayoría del mismo, desplegó una actitud de conciliación nacional entre sus partidarios monárquicos, —y su vertiente más radical, los «ultras»—, con sus opositores republicanos, y bonapartistas, llegando a respetar ciertos aspectos surgidos en la Revolución.
[8] Los cuatro giras provinciales que Estanislao tomó antes del año 1791 supusieron un tiempo total de tres meses.
[28] Estanislao encargó un pabellón para su amante en una parcela que se conoció como el Parc Balbi en Versalles.
Esto proporcionó al conde de Provenza, —quien aborrecía las reformas radicales propuestas por Calonne—, la oportunidad que siempre había estado esperando para establecerse en la política.
Brienne intentó salvar las reformas de Calonne, pero al final no logró convencer a los notables para aprobarlas.
Luis XVI y Brienne tomaron una postura hostil contra este rechazo, y Luis XVI tuvo que poner en práctica un lit de justice, que registraba automáticamente un edicto en el Parlamento de París, para ratificar las reformas deseadas.
Si el duque de Orleans no estuviera disponible, la regencia se presentaría a elecciones.
Expuso un documento que él y Luis XVI habían escrito antes del fallido escape de este último a Varennes.
Provenza envió emisarios a varias cortes europeas pidiendo ayuda financiera, soldados y municiones.
[59] Luis XVIII se vio obligado a abandonar Verona, cuando Napoleón Bonaparte invadió la República de Venecia en 1796.
Luis XVIII se vio obligado a abandonar Blankenburg cuando el rey Federico Guillermo II de Prusia murió.
A pesar de ello, siguió presionado por la realización del matrimonio, que resultó ser muy infeliz y no tuvieron hijos.
En enero de 1801, el zar Pablo I le dijo a Luis XVIII que ya no podía vivir en Rusia.
[63] María Teresa persuadió a la reina Luisa de Prusia para darle refugio familiar en territorio prusiano.
Rechazando su declaración de Verona, prometió abolir el servicio militar obligatorio, retener el sistema administrativo y judicial de Napoleón I, reducir los impuestos, eliminar las prisiones políticas y garantizar la amnistía a todos los que no se opusieran a una Restauración borbónica.
[77] Luis XVIII se vio obligado una vez más a abandonar Jelgava cuando Alejandro I de Rusia le informó que su seguridad no estaba garantizada en la Europa continental.
Luis reemplazó Avaray por Pierre Louis Jean Casimir de Blacas como su principal asesor político.
El tratado permitió a Francia mantener las fronteras ganadas en 1792, las cuales se extendían al este del Rin.
También se reconoció que el gobierno de Luis XVIII pudo «haber cometido errores durante la Primera Restauración».
Guillaume Marie Anne Brune (un mariscal napoleónico) fue salvajemente asesinado, y sus restos arrojados al río Ródano.
El tratado anterior había sido bastante favorable a Francia, pero este tomó una línea más dura.
[122] En 1818, las Cámaras aprobaron una ley militar que aumentó el tamaño del ejército en más de 100 000 hombres.
[130] Por la misma época en que se estableció la «ley de los dos votos», Luis XVIII comenzó a recibir visitas todos los miércoles de una dama llamada Zoé Talon, y ordenó que nadie le molestara mientras se encontraba con ella.
[135] Hacia el final de su vida, desarrolló arteriosclerosis generalizada, la gangrena se incrementó en su cuerpo, lo que lo dejó impotente y pesado por la hidropesía.
Napoleón III cayó vencido en la guerra franco-prusiana lo que condujo a la proclamación de la Tercera República por la asamblea.
Ningún presidente de la Tercera República pudo llevar a término su mandato hasta que Émile Loubet fuera sucedido por Armand Fallières en 1906.
[143] En su obra Los miserables, Victor Hugo describe en muchas ocasiones a Luis XVIII, —casi siempre de forma negativa—,[144] representando al monarca como alguien perezoso que le gusta correr rápido en su coche porque él es incapaz de caminar,[145] o lo compara con un cerdo,[146] de la misma forma en que los hacían los más virulentos bonapartistas, y parte del pueblo francés, llamándolo «gran cerdo» (Gros Cochon) o «cerdo XVIII» (cochon XVIII).
[149] Luis XVIII ha sido interpretado por algunos actores, tanto en la televisión como en el cine, casi siempre como personaje secundario en películas y series relacionadas con Napoleón, María Antonieta o la Revolución francesa,[150] aunque destacan entre ellas la interpretación de Orson Welles en Waterloo.