[1][2] Morfológicamente es una copa con dos grandes y altas asas verticales a los costados, que levantándose por encima del borde del recipiente caen luego hasta su pie alargado y vertical.
Es recurrente en las representaciones cerámicas, y con frecuencia es el atributo del dios griego Dioniso ("cuya copa nunca estaba vacía".[4]).
El cántaros estaba muy extendido en la cerámica etrusca, en los buccheros de finales del siglo VII a. C., en la que se enfatiza el borde y el pie.
Esta versión, que corresponde a la forma típica, se difunde en el siglo VI a. C. en el Ática y en Beocia.
[6] Se empleó, junto con otras formas, como lámpara colgante en las iglesias de la Edad Media.