Si el estilo geométrico se distinguió por un fuerte sentido del orden, las generaciones sucesivas, activas durante el periodo orientalizante, muestran la misma tendencia a la experimentación que impregna todo el mundo griego desde el siglo VII a. C. y una fuerte continuidad en la predisposición ática hacia la narrativa y el «hacer a lo grande».
Mayor importancia respeto al influjo orientalizante puede haber tenido sobre la formación del estilo protoático, el descubrimiento de las antigüedades micénicas, como atestiguan las formas y motivos decorativos ya presentes en los vasos áticos tardo geométricos.
La tendencia al cambio en los vasos áticos tardo geométricos, puede verse por ejemplo en el caldero fragmentario conservado en el Museo Arqueológico de Atenas.
[6] Los elementos curvilíneos en la decoración son un signo de la fase evolutiva junto con un rasgo más enérgico y menos controlado, visible en la marcha de las mujeres y en la figura audaz del caballo que se encabrita durante la doma.
[9] Las figuras durante el primer período protoático se agrandan y son más estructuradas.
Las técnicas utilizadas son la silueta y el diseño del contorno, obtenidos con una pintura ligera, casi color pastel.
Este modo fue llamado «estilo blanco y negro», por una alternancia predominante de estos dos colores.
[12] Sobre el cuello se encuentra la escena del cegamiento de Polifemo, convencionalmente usada para indicar al autor anónimo.
La técnica adoptada por estos artistas no es puramente ceramográfica, el Pintor de Polifemo, en particular, usa el vaso entero como campo figurativo, una modalidad más adecuada para la pintura mural.