En la mitología griega, el león de Nemea (en griego Λέων τῆς Νεμέας léōn tēs Neméas; en latín Leo Nemeaeus) era un monstruo fiero e invulnerable que vivía en Nemea[1] y devastaba especialmente el valle de Bembina.
El león no tiene nombre, solo se lo denomina nemeo por los lugares donde frecuentaba.
[3] Por el contexto parece que la Quimera fue la madre del león, pues es mencionada unos versos antes, aunque cabe la posibilidad de que con «ella» se haga referencia a la Hidra, Equidna o incluso Ceto.
[5] Eratóstenes dice que el catasterismo del León es una de las constelaciones más visibles.
Por este motivo llevaba puesta su piel, convencido de que había realizado un hecho memorable.
Y como es de naturaleza muy ígnea, dicen que el Leo es la morada del Sol.