Tal vez retornó a Ceos, donde cantó al atleta Lacón en las odas sexta y séptima.
Según ciertos autores, se exilió refugiándose en Esparta, si no marra su interpretación de la oda novena y del ditirambo Idas en que se funda esta conjetura.
No pertenecía al clan de las doscientas familias y, como Píndaro, se dedicaba a elaborar epinicios, una especie de odas triunfales destinadas a cantar las victorias de los atletas y aurigas en los Juegos Olímpicos.
Baquílides fue además quien formuló aquella memorable sentencia según la cual «más valiera a los hombres no haber nacido».
En uno de sus ditirambos introduce por vez primera en la poesía griega un diálogo en el que el director del coro se transforma en personaje, lo que se considera un antecedente remoto de la primitiva tragedia ática.