La rueca podía aparecer en el monumento funerario de una mujer para mostrar que fue una buena y honrada matrona.
[3] Las matronas romanas también tenían sus propias fiestas, que era especialmente celebrada en Roma, durante las calendas de marzo, llamadas las Matronalias.
[7] Todo esto, aunque a los romanos, este comportamiento les pareciera muy inapropiado para una respetable matrona.
Una matrona podía ser reconocida por su estola,[8] también vestimenta de las diosas en sus representaciones, y su cabello entrelazado con vittae (cintas), considerados necesarios como objetos para llevar en el pelo.
En las primeras iglesias cristianas había un espacio especial dedicado a ellas, generalmente una galería elevada, llamada matroneum.