Inframundo griego

Los espíritus de los fallecidos en la mitología clásica eran referidos como eidolon (εἴδωλον, «aparición») y sombra (σκιά, umbra, «fantasma»).

En las primeras referencias mitológicas, por ejemplo, en la Ilíada y la Odisea de Homero,[1]​ los muertos se agrupaban indiscriminadamente y llevaban una pos-existencia sombría; sin embargo, en la mitología más tardía, por ejemplo, en la filosofía de Platón, se comenzó a segregar a los individuos según fueran buenas o malas personas.

Este evento se representa de manera reiterada en los lécitos (vasos funerarios) atenienses del siglo V a. C. y es difícil asociar esta figura a un periodo anterior al siglo VI antes de Cristo.

Se desconoce si los antiguos griegos entendían estos «prados» o bien como las flores del género asfódelo (Asphodelus L.), o bien como un campo de cenizas (derivado de la construcción etimológica σφοδελὸς > σποδός, «ceniza»).

[19]​ En la obra Trabajos y días de Hesíodo, era un paraíso que los héroes podían alcanzar.

[42]​ En la tradición mitológica más amplia, sin embargo, existen numerosos cuerpos de agua que se asocian con el inframundo.

[45]​ En las tradiciones tardías se incluye también el Erídano, como una suerte locus amoenus;[46]​[47]​ y de la misma manera los órficos mencionan al río Mnemósine («memoria») en tanto que la Divina comedia nos habla de Éunoe, similar a aquel.

[9]​ Hades (Aides, Aidoneo, Edoneo o Haidês), el primogénito de los titanes Crono y Rea; hermano de Zeus, Poseidón, Hera, Deméter y Hestia, es el dios griego del inframundo.

[48]​ Sin embargo, es extraño que Hades abandone sus reinos; para los vivos sus intenciones y su personalidad son un misterio.

En la sociedad griega, muchos veían a Hades como el dios menos querido y muchos dioses le tenían aversión; cuando alguien realizaba sacrificios a Hades, era para buscar venganza en un enemigo o para que le ocurriera algo terrible.

[56]​ Se preocupaban particularmente de los crímenes realizados por hijos contra sus padres, como matricidio, parricidio o conductas poco familiares.

Llevaba su caduceo en las manos, vara hermosa y dorada, que tiene el poder de dormir a los hombres o sacarles del sueño.

Así marchaban con lamentos y en grupo las almas en pena, detrás de Hermes, que con sus pasos los guiaba por las rutas subterráneas hasta los prados asfódelos».

[61]​ Platón dice que Zeus nombró a tres de sus hijos como los jueces del inframundo.

[67]​ En los funerales, los muertos tradicionalmente albergaba un óbolo (moneda) situada bajo su lengua para poder pagar a Caronte en su viaje.

No obstante, Caronte fue considerado un ser terrible, ya que su misión era trasladar las almas al inframundo y nadie podía persuadirlo de lo contrario.

[72]​ Según la Suda, los antiguos griegos emplazaban un pastel de miel (μελιτοῦττα) con los difuntos para que se la dieran a Cerbero.

[75]​ En la Teogonía se nos dice que en el Tártaro tienen su casa los hijos de la oscura Noche, Hipnos y Tánatos, terribles dioses; nunca el radiante sol les alumbra con sus rayos al subir ni al bajar del cielo.

[79]​ La ninfas propias del inframundo eran conocida como Lámpades para los griegos o Avernales para los romanos.

Entre ellas solo se incluye a Gorgira[80]​ u Orfne,[81]​ madre de Ascálafo en su unión con el Aqueronte.

[86]​ Las Maldiciones (Ἀραί), especialmente de los muertos hacia sus víctimas, e identificándose con las Euménides, moran aquí.

En la Eneida se mencionan toda una ralea de démones afines, que moran a las puertas del Aqueronte, a saber:«En frente del vestíbulo, al entrar en la misma hoz del Orco (Hades), el Dolor (Luctus) ha plantado su cubil y los Remordimientos (Curae) vengadores y los pálidos Morbos (Morbi) y la triste Vejez (Senectus).

[24]​El decimosegundo y último de los doce trabajos de Heracles fue capturar a Cerbero, el guardián del Hades, y llevarlo ante Euristeo, para quien realizaba los trabajos como castigo por asesinar a su esposa e hijos.

[89]​ El argonauta Orfeo, un músico de renombre, perdió a su prometida, Eurídice, al ser mordida por una serpiente durante su boda.

Hades sintió lástima por él y le permitió recuperarla con la condición de volver al mundo mortal sin mirar hacia atrás; cuando Orfeo vio un destello, que confundió con la luz de la superficie, y emocionado miró hacia atrás, en ese momento su prometida se convirtió en piedra.

[90]​ En el inframundo griego las almas de los difuntos seguían existiendo, pero eran insustanciales y vagaban sin ninguna motivación.

[91]​ Los difuntos en el inframundo homérico carecen de menos o fuerza, y por lo tanto no influyen en los vivos.

[95]​ En definitiva, los difuntos griegos eran considerados irritables y desagradables, pero no peligrosos ni malignos.

[97]​ Aunque no está completamente claro, se sobreentendía que los difuntos podían tener relaciones sexuales sin procrear.

[99]​ Sin embargo, esta visión del inframundo no era universal, ya que Homero representa a los difuntos con sus rostros conocidos.

Hermes Psicopompos sentado en una roca, preparado para guiar al difunto hacia el inframundo. Lécito ático blanco, ca. 450 a. C., Staatliche Antikensammlungen , Múnich .
Los titanes fueron encerrados en el Tártaro tras su derrota ante Zeus .
Aquiles siendo sumergido en el río Estigia . Obra de Rubens .
El rapto de Perséfone . Perséfone es secuestrada por Hades en su carro. Antikensammlung Berlin .
«Caronte», ilustración de Gustave Doré para La divina comedia de Dante .
Hades es el dios del inframundo y su perro Cerbero custodiaba su entrada. Museo Arqueológico de Heraclión .