Las Dionisíacas (en griego antiguo Διονυσιακά Dionysiaká, también llamadas Basáricas, Βασσαρικά Bassariká)[1] es una epopeya dividida en cuarenta y ocho cantos, compuesta en veintidós mil hexámetros dactílicos dionisíacos, redactada probablemente entre el 450 y el 470 d. C. por Nono de Panópolis, poeta egipcio de lengua griega.
En este marco, el Imperio desde Diocleciano está ya abocado al monoteísmo con sustentación filosófica en el neoplatonismo y el estoicismo, y los siglos posteriores serían testigos del triunfo del cristianismo sobre los demás cultos mistéricos de origen oriental.
[5] La figura de Dioniso desempeñó un papel central en el tránsito hacia el monoteísmo, pues ya desde la Antigüedad Clásica tuvo características salvíficas reflejadas en sus misterios.
Durante la primera época del Imperio romano, las bacanales tuvieron un éxito inusitado, pero la figura del dios como conquistador de la India fue ganando terreno a la vez que su culto se sustentaba cada vez más en el neoplatonismo.
Como Quinto de Esmirna en sus Posthoméricas, Nono no duda en presentar versos e incluso episodios completos varias veces en su trabajo.
[8] En esta obra se encuentra combinada la épica homérica con temas bucólicos, himnos y relatos novelescos.
Las Dionisíacas se consideran una fuente mitológica y erudita de primer orden, puesto que refieren con detalle muchas tradiciones minoritarias o locales, temas a veces no atestiguados en ningún otro lugar.
La obra se divide en dos partes, cada una integrada por veinticuatro cantos con un preludio y una invocación a la Musa.
Nono parece haber sido una influencia importante para los poetas de la Antigüedad tardía, especialmente Museo el Gramático, Coluto, Cristodoro y Draconcio.