Infierno

El término es usado principalmente para referirse colectivamente al cristianismo, judaísmo e islam.

Las iglesias cristianas fundamentalistas argumentan que si se hubiese querido dar a entender que el She’ol es una simple “sepultura común de la humanidad”, se hubiese utilizado sin vacilar en la Septuaginta y en el N. T. términos precisos como κοινός τάφος της ανθρωπότητας ([gr.

koinós táfos tès anthròpótètas], sepultura común de la humanidad) o Αντί της καθολικής πτώματα ([gr.

antí tès katholikès ptómata], lugar universal de cadáveres) o κοινή υποδοχή των ανθρώπινων σωμάτων ([gr.

[16]​ Sin embargo, el 28 de julio de 1999 en la catequesis que impartió ante 8000 fieles en la Ciudad del Vaticano, el papa Juan Pablo II dijo: Aunque, para algunos, estas palabras de Juan Pablo II provocaron polémica, no se niega la existencia del Infierno, pero se le da un sentido espiritual, antes que concreto y material.

Dios sólo ofrece la salvación, y el hombre puede aceptarla o rechazarla.

La persistencia de este rechazo es la que explicaría en última instancia la eternidad del Infierno.

También aquí la explicación parece muy forzada, elaborada artificialmente por esa manía apologética de justificar o excusar a Dios.

[27]​ También indican que el término hebreo sche’óhl (Sheol) aparece sesenta y cinco veces en las Escrituras hebreas, y que en la revisión antes citada se traduce como «infierno», «sepulcro», «sepultura», «abismo», «fosa», «hoyo».

Para esta denominación los muertos permanecen en un estado inconsciente hasta la segunda venida de Cristo, momento en el cual serán resucitados.

[29]​ El judaísmo, al menos inicialmente, creía en Sheol, que se describe como una existencia sombría a la cual todos eran enviados tras la muerte.

Será en la época de los profetas (a partir del siglo VIII a. C.) cuando, progresivamente, el castigo divino —materializado en la ocupación extranjera, peste, hambre o bestias feroces— se vaya individualizando aunque continúa siendo de carácter exclusivamente terrenal, tal y como se narra en Ezequiel 14:13-20.

El Corán describe al Yahannam como una morada o refugio infernal con siete puertas (en contrapartida a los siete cielos) esperando a los no creyentes, hipócritas y otros tipos de pecadores (Corán 4ː140; 15ː43-44).

Este proceso incluye: El Drujō Demāna es descrito como un lugar frío, oscuro y lleno de sufrimiento, gobernado por Angra Mainyu.

Quienes llegan aquí son los que eligieron la mentira (Druj), dañaron a otros, contaminaron la naturaleza (ej.

Estos estados indiferenciados tras la muerte, muy parecidos al sheol hebreo y presentes en las épocas más arcaicas de muchas otras civilizaciones, suponen un más allá lúgubre y fantasmal, pero no existe un castigo para los malvados ni juicio alguno.

El budismo reelaboró la doctrina hinduista y su ortodoxia prevé esferas infernales en las que pueden reencarnar los mortales agobiados por un mal karma (deudas vitales, elecciones incorrectas...): la esfera de los espíritus torturados por el hambre y la de los demonios en lucha.

Esta iconografía habría ejercido gran influencia sobre los infiernos del judaísmo, cristianismo y helenismo.

[39]​ Averno era el nombre antiguo que se le daba, tanto por griegos como romanos, a un cráter cerca de Cumas, Campania.

Algunos podían mostrarse arrepentidos de sus faltas, como lo imagina Homero, en su poema Odisea que hace descender a su héroe al Hades.

Odiseo habla allí con sus camaradas muertos en la guerra de Troya y con su propia madre.

Los griegos poblaron el Hades de otros seres mitológicos, como las Furias y las Moiras.

Entre los reinos que formaban el Inframundo griego se incluyen: Los cinco ríos del Hades eran: Aqueronte (el río de la pena), Cocito (lamentos), Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio), que limita con los mundos superiores e inferiores.

Existían otros demonios con diversos cometidos, pero en este infierno no se experimentaban sufrimientos ni suplicios.

[41]​ En la antigua mitología nórdica, existía un mundo tenebroso para las almas de aquellos a los que no se les concedía entrar en el Valhalla.

Solo los mejores guerreros eran llevados a esa casa techada con escudos de oro.

Por tanto el sesgo cultural que ésta manifiestan es un factor importante a considerar.

Debido al proceso evangelizatorio del siglo XVI en toda América, específicamente en lo que actualmente es México se equiparó al Mictlán con el Infierno judeocristiano, para así facilitar la comprensión de este último a los indígenas.

Sin embargo, la representación del Infierno se describe en el Libro de Arda Viraf.

[47]​ El mitraísmo (o los misterios de Mitra) es una religión mistérica difundida en el Imperio romano entre los siglos I y IV d. C. en que se rendía culto a una divinidad llamada Mitra, que tuvo especial implantación entre los soldados romanos.

Ilustración medieval del infierno, en el manuscrito Hortus deliciarum (1180) por Herrada de Landsberg .
Ángeles caídos en el infierno , obra de John Martin (1841).
En este fresco de 1727 de David Selinitsiotis, los demonios torturan a una prostituta ( H Porni ) que vivía en la lujuria , mientras que el avaro (O philargyros) es asfixiado por una serpiente (Iglesia Jean Baptiste de Kastoriá , Grecia ).
Escena del infierno. Óleo (siglo XX ). Autoría desconocida. En (E)mancipa-Ment (Cullera, Valencia)
Visión del Infierno por San Agustín , La ciudad de Dios (413-426).
Tormentos a los condenados en el Infierno. Fresco italiano del siglo XIV .
Representación de Fra Angélico , por Luca Signorelli . Fra Angélico imaginó a Cristo como un juez con la túnica abierta y mostrando mansamente sus llagas.
Representación de Moloch .
Reino de los Narakas , nombre dado a uno de los seis reinos del samsara de mayor sufrimiento de toda la cosmogonía budista .
Visita al Infierno , del artista mexicano Mauricio García Vega .
El faravahar , uno de los símbolos más conocidos del zoroastrismo .
Escultura de Mitra matando al toro (actualmente exhibida en el Museo Británico ).
« Detalle de Infierno » en El jardín de las delicias de El Bosco . Óleo sobre tabla.Muestra un mundo onírico, demoníaco y de grandes tormentos