Problema del infierno

¿Por qué entonces el eterno castigo por las ofensas temporales de una criatura tan frágil como los hombres?

Por lo tanto, "no se puede ser un padre amoroso y un sádico sediento de sangre al mismo tiempo".

Existen varias cuestiones importantes para el problema del infierno relacionadas con la incompatibilidad con supuestos tanto lógicos y teológicos: Otras críticas a la doctrina del infierno se concentran sobre la intensidad o la eternidad de los tormentos.

¿Por qué Dios hizo seres humanos defectuosos, propensos al pecado, para así poder condenarlos?

[3]​ Así como cualquier padre tomaría las responsabilidades por su hijo de saber que este puede hacerse daño a sí mismo.

Para Kraving, Dios no abandonará a ninguna persona hasta que haya hecho una decisión definitiva en circunstancias favorables, aunque rechace a Dios, Él habrá de respetar una decisión hecha en las circunstancias correctas.

El acto de que es preciso creer en Dios, o si no ser objeto de condena eterna o aniquilación, muchas veces es percibida como una táctica para asustar y forzar inevitablemente a alguien a creer en Dios, que parece decir "puedes creer en mí o no, pero de no hacerlo, sufrirás por toda la eternidad en el infierno".

Durante el Medioevo se estableció que cualquier pecado, no importa cuán pequeño sea, ameritaba tormento sin fin.
Para C.S. Lewis (El Problema del dolor, 1940) contrariar el sufrimiento del castigo de Dios es poner límites a su poder.
Mazmorra Maldita, de Víktor Vasnetsov, nos da una perspectiva del infierno, con Jesús sobre el.