Alecto

Según Hesíodo, era hija de Gea (la Tierra) fertilizada por la sangre derramada por Urano (el Cielo) cuando fue castrado por Crono.

En la Eneida de Virgilo, Juno evoca a Alecto para que le ayude a provocar la guerra entre laurentinos y troyanos y con ello manchar de sangre el himeneo de Turno y Lavinia (que dará origen al linaje gobernante del posterior imperio romano).

Luce tu genio fecundo: rompe la alianza poca ha concluida [entre Eneas y Latino, quien le ofrece a su hija por esposa], siembra agravios para encender la guerra, y que en un mismo arrebato desee la juventud, pida, coja las armas.

Dice, y le hunde al joven en el pecho una tea, un tizón humeante de apagado resplandor.

"[1]​ Al despertar Turno, hierve en su sangre la ira y busca con ansias el hierro fatal.