El término virtud deriva del vocablo latino vir, varón, el cual a su vez viene de vis, fuerza.
De manera que la virtud, en un sentido etimológico, sería la fuerza propia del hombre.
Por consiguiente, se dice que una potencia es perfecta cuando está determinada a su acto”.
La siguiente línea nos permite ver el grande valor que la mujer virtuosa tiene al mencionar: su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
Pero todas estas también aplican para el hombre virtuoso En Gálatas 5:22 y 23 se habla de las obras del Espíritu que pueden entenderse como virtudes: