[1] Por la primera acepción el hombre repele y supera los ataques físicos mientras que por la segunda soporta, rechaza y supera las grandes dificultades que se oponen o le impiden la «realización moral del bien según el orden de la razón».
[3] En la teología cristiana, la fortaleza es una de las cuatro virtudes cardinales junto con la prudencia, justicia y templanza.
[4] La fortaleza da firmeza a las decisiones tomadas para resistir las tentaciones y superar los obstáculos que se presenten en la vida moral de cada persona.
Esta virtud capacita para vencer el miedo, incluso a la propia muerte, así como para afrontar las pruebas y las persecuciones.
[5] La fortaleza se describe como la virtud que da valor al alma para poder afrontar con coraje y vigor los riesgos, moderando el ímpetu de la audacia.