El sustantivo φθόνος, que en griego es masculino, puede traducirse, dependiendo del contexto, como «envidia, celos, malquerer o menosprecio».
Cicerón nos dice que Invidentia (Envidia) era hija de Erebo y la Noche.
Apolo rechazó a la Envidia con el pie y dijo así: ‘Grande es la corriente del río Asirio’, pero arrastra en sus aguas muchos lodos y muchas inmundicias».
Luego produjo un resonante ruido con su garganta, equivalente a la de nueve mil hombres que esparcen con sus horribles bocas una voz capaz de romper las filas enemigas.
[3]De acuerdo a Ireneo, los gnósticos creían que el primer ángel y Autadia concibieron a sus hijos, la Perversión (Kakia), la Rivalidad (Zelos), la Envidia (Ptono), la Furia (erinis) y la Lujuria (Epithymia, Epitimia).