Lo que constituye la base de la solidaridad y cómo se pone en práctica varía según las sociedades.
En las sociedades del Sur Global puede basarse principalmente en el parentesco y los valores compartidos, mientras que las sociedades del Norte Global acumulan diversas teorías sobre lo que contribuye al sentimiento de solidaridad o, mejor dicho, a la cohesión social.
Están relacionados con el concepto jurídico romano in solidum, derivado de la palabra latín solidus, que significa «en nombre del todo».
[6] Tras la Revolución Francesa, en la segunda mitad del siglo XIX surgieron en Francia nuevas interpretaciones científicas e ideológicas de la solidaridad.
Pensadores con distintos acentos moldearon el significado del concepto de solidaridad para adaptarlo a sus propios fines.
Algunos economistas liberales franceses también empezaron a utilizar el término «solidaridad», pero cambiaron su significado en una dirección individualista.
[5] La solidaridad es el aspecto social que se entiende como la capacidad de entregarse a otros individuos pensando en estos como semejantes; es decir, poder compartir un hogar, alimentos, sentimientos, etcétera, con otro ser vivo sin pensar en su situación económica, tomando en cuenta también que los bienes no son solo lo material.
Encontramos en esta concepción la parte negativa en la que una excesiva especialización podría desembocar en la anomia.
[9] Este enfoque está impulsado por la búsqueda de diferenciar entre las diversas aplicaciones del concepto y aclarar su significado, tanto históricamente como en términos de su potencial como concepto fructífero para las cuestiones morales, sociales y políticas contemporáneas.
Fritz Jahr describe que la bioética se compone en última instancia de "disciplina académica, principio y virtud".
Jahr utiliza el Imperativo Categórico de Kant para demostrar la práctica obligatoria, aunque innatamente humana, del Imperativo Bioético:"De ello resulta que el principio rector de nuestras acciones es el Imperativo Bioético: Respetar a todo ser vivo en general como un fin en sí mismo, y tratarlo, si es posible, como tal"[16] como surge en las relaciones no sólo entre el ser humano consciente, sino también con las plantas y otras especies animales.
Jahr cree plenamente que para practicar verdaderamente la bioética, uno debe ser solidario con todas las formas de vida.