Imperativo categórico

Según Kant, toda la moral del ser humano debe poder reducirse a un solo mandamiento fundamental, nacido de la razón, no de la autoridad divina, a partir del cual se puedan deducir todas las demás obligaciones humanas.

Definió el concepto de «imperativo» como «cualquier proposición que declara a una acción (o inacción) como necesaria».

En su opinión, las máximas morales anteriores se basaban en imperativos hipotéticos, por lo cual no eran de obligado cumplimiento en cualquier situación y desde cualquier planteamiento moral, religioso o ideológico.

La bondad o maldad moral reside, pues, en la adopción de buenas o malas máximas; y el ser humano siempre es autor responsable de dicha adopción.

Según Kant, siempre que la voluntad se determina a una acción, lo hace motivada por un móvil; pero ello solo puede ocurrir si quien actúa ha admitido ya tal móvil en su máxima, «si se ha hecho de ello una regla universal según la cual él quiere comportarse» (AA VI: 24).