Estudio de la historia del arte

Textos del Bizancio medieval fueron recopilados por Dionisio de Furna (siglo XVIII) en Hermeneia tes Zographikes.[20]​ Giovanni Paolo Lomazzo (Tratado dell'arte della pittura, 1584) da abundante información sobre los maestros lombardos.En Alemania Joachim von Sandrart (Teutsche Academie, 1675), sigue los modelos de Vasari y Van Mander.Todo ello en clave prerromántica, para justificar el goce estético que producen las ruinas, por un lado, o los terribles espectáculos de la naturaleza (tormentas, precipicios), por otro.Heinrich Wölfflin (1864-1945), que había estudiado con Burckhardt en Basilea, es el padre de la moderna historia del arte.En primer lugar, intentaba estudiar el arte usando la psicología, particularmente aplicando la obra de Wilhelm Wundt.Argumentaba, entre otras cosas, que arte y arquitectura son buenos si se asemejan al cuerpo humano.Se compone de dos generaciones, la primera protagonizada por Alois Riegl (1858-1905) y Franz Wickhoff (1853-1909), ambos discípulos del historiador Moritz Thausing (1838-1884).Esta Escuela supuso el inicio de una corriente intelectual imprescindible para la Historia del Arte moderna.En esta primera generación serán Riegl y Wickhoff quienes den forma a la conocida Escuela de Viena.En primer lugar, Moriz Thausing, quien también desarrolla su actividad en Viena, realizando publicaciones como Die Stellung der Kunstgeschichte als Wissenschaft (La posición de la Historia del Arte como ciencia), en un anuario de Historia del Arte publicado en Viena.Este, podrá orientarse de dos maneras: hacia un proceder táctil o háptico, donde la forma se manifiesta desde una visión próxima que aísla sus elementos, o hacia un proceder visual u óptico, siendo la forma la consecuencia de una visión lejana e integradora.Comprendía que esta cosmovisión afectaba tanto a las formas producidas como al propio concepto de arte.Los más destacados entre ellos eran Erwin Panofsky (Estudios de iconología, 1939), Aby Warburg y Fritz Saxl."Iconografía" (del griego eikon —icono, imagen— y graphien —grafía, escritura, descripción—) se refiere al asunto artístico derivado de fuentes escritas, especialmente bíblicas o mitológicas.Los historiadores del arte no coinciden en un uso preciso de ambos términos, y suelen utilizarlos indistintamente.Sus ideas se popularizaron sobre todo en el expresionismo abstracto estadounidense de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX.Greenberg se apropió de la palabra alemana kitsch para describir el consumismo, aunque las connotaciones negativas del término han cambiado desde entonces, para pasar a connotar una noción más afirmativa de los materiales que la cultura capitalista reutiliza o recicla.El catedrático italiano Giulio Carlo Argan (1909-1992), que inició su carrera profesional bajo el fascismo (estudios sobre Andrea Palladio, Sebastiano Serlio, arquitectura medieval y un manual de historia del arte muy difundido en la enseñanza), tras la Segunda Guerra Mundial se convirtió en la referencia de la izquierda italiana en cuestiones estéticas, destacando por su defensa del arte moderno (Henry Moore, 1948; Walter Gropius e la Bauhaus, 1951; La scultura di Picasso 1953; Pier Luigi Nervi, 1955) y su renovada consideración de los periodos anteriores bajo una aplicación muy personal del método iconológico (Brunelleschi, 1955; Fra' Angelico, 1955; Botticelli, 1957; Borromini, 1952; L'architettura barocca in Italia, 1957; L'Europa delle capitali, 1964), incluyendo la revalorización del neoclasicismo (Canova).En la fase post-histórica que se abre tras el desarrollo y agotamiento de la modernidad (más tarde denominada postmodernidad) entiende la cultura actual como una «muerte del arte».No va a ser el único, ya que ha publicado numerosos artículos y estudios sobre esta cuestión.Estos prejuicios estaban presentes desde el inicio de la historia del arte como modalidad científica.En comparación con el pasado, sabemos mucho más de las mujeres artistas gracias a la labor que hizo Linda Nochlin.Schapiro combinaba este método con el trabajo de Charles Sanders Peirce (1839-1914) cuyo objeto, signo e interpretación proporciona una estructura para su aproximación.[46]​ En los Estados Unidos, la organización más importante de la historia del arte es la College Art Association.H. Kaiserhauses (1883), así como las más recientes Mitteilungen des Kunshistorisches Institutes in Florenz (especializada en arte italiano, 1957) y Bibliographie zur Symbolik Ikonographie und Mytologie (1968).También son destacables la holandesa Oud Holland (1884) y la belga Bulletins de l'Institut Royal du Patrimonie artistique (1958).En sus secciones correspondientes se ha tratado de grandes autores del siglo XX, como Pierre Francastel y Roland Barthes.Adolfo Venturi inicia la enseñanza universitaria de la historia del arte medieval y moderno en Roma en 1896.Del mismo modo que la labor de los historiadores españoles no se ha limitado al estudio del arte español, ha sido muy habitual que hispanistas extranjeros se hayan interesado por la extraordinaria riqueza de este, al igual que en otras disciplinas historiográficas (Emil Hübner -inscripciones romanas-, George Edward Bonsor Saint Martin -Carmona, Los Alcores, Baelo Claudia-, Hugo Obermaier -pinturas rupestres- Adolf Schulten -Tartessos-).
David Teniers el Joven , El archiduque Leopoldo Guillermo de Habsburgo , en su galería de pinturas de Bruselas , 1651. El aprecio del arte suscitó a partir del Renacimiento un coleccionismo , que por primera vez hacía abstracción de la posible función religiosa de las representaciones (compruébese cómo se acumulan sin criterio temático obras religiosas junto a profanas) en beneficio de su consideración como depósitos de valor económico (inversión que ya no dependía del valor material de sus componentes, como en el atesoramiento de joyas y metales preciosos incorporadas al arte sacro e incluso a las reliquias y los manuscritos de los monasterios medievales, sino del precio de mercado) y sobre todo de prestigio social. El arte se utilizaba como marca de distinción de la aristocracia y casas reales europeas durante el Antiguo Régimen , y en sus palacios es donde los estudiosos del arte habían de ir a verlo y estudiarlo; de modo similar a la forma en que todo tipo de eruditos y científicos visitaban los Gabinetes de Curiosidades o las bibliotecas . Artistas prestigiosos como Rubens y Velázquez actuaron como eficaces agentes comerciales, imponiendo su propio gusto y criterio, en el que sus patrones confiaban. La exhibición permanente y pública de las colecciones así acumuladas, hubo de esperar a las revoluciones burguesas , a partir de las cuales se abrieron las más importantes pinacotecas ( Museo del Louvre -1793-, Museo del Prado -1819-, National Gallery -1824-). El Museo Británico había abierto en 1759 con otro tipo de fondos, que se fueron enriqueciendo posteriormente; mientras que la Galería de los Uffizi de Florencia, que reunía la impresionante colección de los Médici , lo hizo en 1765.
Johann Zoffani , Charles Townley [ 1 ] ​ en su galería de esculturas , 1782. A finales del siglo XVIII la tarea de los anticuarios y los coleccionistas ya contaba con criterios sólidos que se iban estableciendo por tres disciplinas autónomas: la crítica , la teoría y la historia del arte .
Autorretrato de Vasari, 1567.
Karel van Mander, por Hendrik Goltzius , 1604. Grabado del Schilderboeck .
Autorretrato de Mengs, 1775.
Retrato de Winckelmann, Anton von Maron , 1768.
Fotografía de Burckhardt, 1892.
Monumento a Goethe y Schiller en Weimar.
Schliemann, que realizó las excavaciones de Troya y Micenas con un polémico criterio: la aceptación de la validez arqueológica de lo registrado literariamente en los mitos griegos.
Fotografía de Wölfflin contemplando un cuadro. Comienzos del siglo XX (el fotógrafo, Rudolf Dührkoop , murió en 1918).
Aby Warburg c. 1900.
Alois Riegl
Wickhoff
Argan observa la obra del escultor Francesco Libonati .
Viollet-le-Duc.
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.
Claustro mayor del monasterio de Santa Engracia (Zaragoza), de la España artística y monumental de Jenaro Pérez Villaamil. Litografiado en París por Alfred Guesdon , 1842.