En este aspecto, no es de sorprender que la historiografía se haya constituido como una ciencia por derecho propio a medida que el Estado-nación se configuraba como la realidad política por excelencia, a lo largo del siglo XIX.
Puede considerarse a Leopold von Ranke como el principal gestor de una historia política científica.
En su defensa y formulación del método histórico, Ranke cambió profundamente la forma en que los historiadores examinaban críticamente las fuentes documentales, en vistas a narrar los hechos "tal y como sucedieron" (wie es eigentlich gewessen).
Esta fue la base de la escuela histórica alemana, que ejerció una profunda influencia en la historiografía occidental y legitimó a la historia política como el objeto por excelencia de los historiadores profesionales.
La historiografía decimonónica se vio fuertemente influenciada por el historicismo y el idealismo alemanes.