[2] Así, «relaciones internacionales» puede aplicarse tanto al objeto de estudio como a la disciplina académica.
[3] Si bien la perspectiva inicial fue histórico-política, en la actualidad, se privilegian el resto de los componentes como los económicos, culturales, sociológicos, entre otros.
[5] Si bien las relaciones internacionales han sido estudiadas desde la época de Tucídides, su origen ontológico refiere a los estudios formales que dieron paso a la creación de una licenciatura universitaria, y con ello, en una disciplina definida, sucedió hasta el siglo XX.
Este campo se basa en la aplicación y estudio de las disciplinas que conforman las relaciones internacionales: el derecho, la política, la sociología o la economía, así como el desarrollo internacional sistemático de estas.
Un adherente del realismo puede pasar por alto completamente un evento que un constructivista defina como crucial, y viceversa.
El número y carácter de los supuestos hechos por una teoría determina, asimismo, su utilidad.
El realismo,[8], teoría parsimoniosa y esencialista,[9] es útil al revisar acciones históricas (por ejemplo: por qué X invadió a Y), pero limitada tanto en explicar cambios sistémicos (como el fin de la Guerra Fría).
El liberalismo,[10] por su parte, examina un número muy amplio de condiciones, y es bastante perspicaz para analizar eventos pasados.
Ninguna de estas teorías es para predecir eventos futuros, ya que al presuponerse «científicas» asumen la idea de que la ciencia explica el presente y los comportamientos, no predice el futuro.
Para eso está la prospectiva, que también suele usarse en la ciencia de las relaciones internacionales.
Sin embargo, dos escuelas positivistas son las más prevalentes: el realismo y el liberalismo.
Anteriormente, la organización política de la Europa medieval reposaba bajo un vago orden religioso[12] jerarquizado.
Este sistema europeo fue exportado hacia América, África y Asia a través de la colonización.
El sistema actual resulta de las descolonizaciones que tuvieron lugar durante la Guerra Fría.
[15] Inicialmente, las relaciones internacionales vistas como un campo de estudios distintos fue una especificad británica.
La primera universidad consagrada plenamente a las Relaciones Internacionales fue el Institut de hautes études internationales, fundado en 1927 en Ginebra por William Rappard.
Dos perspectivas muy dispares sobre las relaciones internacionales como eran el marxismo y el nacionalsocialismo o fascismo, competían entre sí.
No obstante, la perspectiva conocida como idealismo político, liderada por Woodrow Wilson, comenzó a dominar los estudios sobre las relaciones internacionales.
Se buscaba resolver disputas a través de mecanismos legales, tales como la mediación y el arbitraje.
Siguiendo este supuesto, se determinó que la posibilidad de erradicar el instinto por el poder es una aspiración utópica.
Los Estados prefieren mantener el status quo y apuestas por el equilibrio de poder para no estar en continuo enfrentamiento o bajo amenaza lo que supone un gasto infinito de defensa y seguridad.
Podemos encontrar teorías ad hoc para explicar el realismo defensivo: La escuela inglesa encuentra sus fuentes a comienzos del siglo XIX con autores como Graham Wallas o Alfred Zimmern.
En este periodo surge la «teoría de la sospecha» y, por consiguiente, la guerra preventiva.
A diferencia del liberalismo, que concibe a los Estados como los actores principales de las relaciones internacionales, el neoliberalismo afirma que hay una comunidad global gobernada por otros actores que gozan de mayor importancia, como las organizaciones no gubernamentales (ONG), las organizaciones internacionales y las organizaciones intergubernamentales (OIG), entre otros.
En la mayor parte de los casos, la realidad internacional responderá, según estos autores, a una situación intermedia entre ambos modelos, lo que no impide la necesidad del modelo de interdependencia compleja para analizar adecuadamente esa realidad.
Justo, la pluralidad paradigmática que surge después de la Guerra Fría, posibilita el acercamiento o encuentro de las diferentes corrientes explicativas de las relaciones internacionales, ya que estudian la misma realidad, pero desde perspectivas distintas sin estar totalmente alejadas, pues el eje central del análisis continuó siendo el Estado, a la par de otros actores que se han ido incorporando gracias a la globalización, proceso que evidentemente requiere otra forma de ser explicado, al igual que las mismas Relaciones Internacionales que ahora también se ocupan de mirar al mundo tomando en consideración temas como el medio ambiente, género, cultura, entre otros.